¿Casualidad? Otro 29 de junio, pero del año 1958, Brasil ganó su primer Mundial inaugurando lo que luego se conoció popularmente como jogo bonito. Después de vencer a la URSS por 2-0, el seleccionador soviético dijo que jamás en toda su vida había visto algo tan hermoso como aquello. En aquel equipo jugaban Pelé, Didí, Garrincha... un equipazo. Justo medio siglo después, un seleccionador holandés que entrena a Rusia acaba de decir de España que cuando se pone a tocar el balón sólo queda sentarse a esperar para saber el momento exacto en el que inevitablemente llegará el gol. Franz Beckenbauer, probablemente uno de los diez futbolistas más importantes de toda la historia, un jugador, entrenador y directivo muy influyente, una de las voces más autorizadas de este deporte, hablaba de una "sinfonía" para definir el juego practicado por el equipo dirigido por Luis en esta Eurocopa. Me quedo con esa acepción del kaiser porque, efectivamente, el fútbol de España ha sido eso, una auténtica sinfonía.
Yo tenía sólo un añito cuando España ganó su primera Eurocopa y veintiuno cuando jugó su única final en esta competición. Obviamente, aún no estaba por aquí cuando mi selección alcanzó las semifinales del Mundial. Con todos mis respetos para los jugadores que lo consiguieron, que tuvieron un mérito increíble, el oro logrado en los Juegos de Barcelona no es en absoluto comparable a esto. Quiero decir que, futbolísticamente hablando, este 29 de junio de 2008 es el día más feliz de toda mi vida. Y, sinceramente, hubo un momento en que llegué a pensar seriamente que los españoles estábamos genéticamente imposibilitados para ganar una gran competición. Gracias a Dios lo he podido vivir y ahora mismo lo estoy escribiendo: el fútbol es un deporte que juegan once contra once y en el que por fin gana España, sí señor. Ya iba siendo hora. Ya nos lo merecíamos.
España ha jugado fenomenalmente bien y, a pesar de todo lo que se diga, en mi opinión el partido se produjo contra Italia. Superada la maldición de los cuartos, el equipo español miró hacia un lado, luego hacia otro, y vio que no quedaba ningún equipo que jugara al fútbol mejor. En una final vibrante, ante un equipo robotizado, sí, pero temible por su experiencia en competiciones del máximo nivel, España volvió a jugar muy bien al fútbol y, como decía Hiddink, los alemanes se sentaron hasta ver cuándo llegaba exactamente el gol. Al final lo hizo en una pillería de Torres y, aunque luego llegaría el arreón final de los germanos, el partido fue siempre nuestro. Me alegro por todos nosotros. Me alegro por los jugadores. Me alegro por Luis, a quien quiero felicitar honradamente desde aquí. Me alegré ayer, sin saber si hoy ganaría la selección, al ver las banderas de mi España "volando" de un puestecillo callejero. A lo mejor sólo es imaginación mía, pero todos estos días he visto a la gente por la calle más feliz, y me alegro también por ellos. A disfrutar de la sinfonía. Enhorabuena. ¡Viva España!
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