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José García Domínguez

El portacoz ya enseña la patita

Dicho en román paladino: si la línea editorial de la COPE sigue sin ajustarse al Plan Pons Vileza en Siete Días, los fariseos de comunión diaria del PP podrían desentenderse de sus obligaciones terrenales con la fe que juran profesar.

A decir de todos los diccionarios que en el mundo han sido, chantaje es la presión que, mediante amenazas, se ejerce sobre alguien para obligarle a obrar en determinado sentido. Y a decir del nuevo portacoz de don Mariano, la Iglesia de Roma, la misma que ha sobrevivido dos milenios a la inquina de Nerón, Trajano, Marco Aurelio, Valeriano, Diocleciano y Juliano el Apóstata, a partir de ya ha de andarse con sumo cuidito, amén de obedecer a lo que tenga a bien ordenarle ese chico de la Malvarrosa –por González Pons creo que responde–, si no quiere buscarse la ruina en este valle de lágrimas. Es decir, verde y con asas.

Pues, según el condenado de Pons, se prevé "un legislatura muy dura para la Iglesia", aciaga coyuntura que obligará a los obispos a "hacer un esfuerzo para acercar posiciones con los populares". Dicho en román paladino: si la línea editorial de la COPE sigue sin ajustarse al Plan Pons Vileza en Siete Días, los fariseos de comunión diaria del PP podrían desentenderse de sus obligaciones terrenales con la fe que juran profesar. Todo ello, naturalmente, desde el máximo respeto a la libertad de expresión de los profesionales de la COPE. Faltaría más.

Se ve que este González al que Dios confunda supone que todos somos de su condición. Como no debe haber conocido otra fuente de rentas en toda su vida que la sopa boba bajo el ala de un partido político, barrunta el infeliz que los demás también estamos hipotecados por idéntica servidumbre. De ahí su pecado capital: predicar, en público y sin disimulos, que la mayoría moral está obligada –quizá por designio divino– a someterse a los mandatos de los profesionales de la política. Y es que ese infeliz aún debe creer que a los diez millones y pico de votantes del Partido Popular los puede tratar igual que al rebaño de compromisarios marianistas del alarde de Vulgaria.

Mas ni la Iglesia de Cristo es correa de transmisión de ninguna organización partidaria, ni la derecha sociológica obedece a las consignas de ningún zascandil al servicio de la buena nueva centrocuentista, ni ningún voto presuntamente cautivo de los oyentes de la COPE es propiedad inalienable del Partido Popular. Bien haría, pues, el propio del gallego en no volver a recurrir jamás a esos modales sicilianos con tal de intentar acallar a las voces discrepantes. Si no quiere enterarse lo que vale un peine, claro.

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