Mientras todo apunta a que 2008 podría cerrarse, por tercer año consecutivo, con un incremento del número de mujeres asesinadas en el ámbito doméstico, el Tribunal Constitucional acaba de hacer pública la sentencia que, con siete votos a favor y cinco en contra, considera acorde con nuestra Carta Magna el articulo de la Ley de Violencia de Género aprobada por el Gobierno a finales de 2004 que agrava el tipo penal cuando la agresión contra la pareja procede del varón, pero no viceversa.
La "razón" fundamental que han esgrimido los magistrados para avalar semejante vulneración del principio de igualdad y de no discriminación consagrado en el articulo 14 de nuestra Carta Magna no es otro que "las altísimas cifras en torno a la frecuencia de una grave criminalidad que tienen por objeto a la mujer y por agente a la persona que es o fue su pareja".
Semejante "argumento" ya no es sólo un completo dislate jurídico sino una afrenta a la lógica más elemental. Que haya más hombres que mujeres que maltratan o matan a sus parejas es y debe ser la razón por la que hay más hombres que mujeres castigados por ese delito, pero en modo alguno debía ser fundamento para que un delincuente tenga una pena mayor o menor en función de si es hombre o mujer.
También son "altísimas las cifras en torno a la frecuencia" en la que los autores de delitos de terrorismo son vascos. ¿Deberíamos, por ello, aplicar un régimen penal más gravoso a los terroristas vascos por el hecho de ser vascos? ¿Desde cuando la estadística es fuente del Derecho? ¿Desde cuando el Estado de Derecho juzga, no individuos, sino colectivos?
La estadística puede ser útil para juzgar la eficacia de una norma pero no su compatibilidad con los Principios Generales del Derecho o con nuestra Carta Magna. Desde que ha entrado en vigor esta ley, la cifra de mujeres asesinadas en el ámbito doméstico no ha hecho más que aumentar. Aunque no sea señal de su inconstitucionalidad, sí lo es de su ineficacia.
En cualquier caso, no busquemos argumentos jurídicos en una sentencia que no es sino correa de transmisión del poder político. El desprestigio del Tribunal Constitucional corre parejo al agravamiento de la violencia doméstica.