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Larry Elder

El precio de la ira

De nuevo, Estados Unidos se pregunta: ¿cómo pudo Barack "el que nos unirá" Obama asistir a esta iglesia durante 20 años?

El reverendo Jeremiah Wright, consejero espiritual del senador Barack Obama y ex pastor, es miembro de honor del club "El hombre blanco le hizo daño, las cosas siguen igual, comprendemos su dolor".

He aquí la mentalidad victicrática: ¿alumnos que tienen dificultades para aprobar exámenes estándar? Culpa de "prejuicios culturales". ¿Un policía le para? NV (negro al volante). ¿Número desproporcionado de negros en prisión? Un sistema de justicia penal racista que "discrimina" a los negros en los procesos y en las órdenes de prisión. ¿El Katrina? En palabras del congresista Barney Frank, demócrata de Massachussets, "limpieza étnica por omisión". ¿Problemas al solicitar un préstamo? Culpa del perverso plan de los bancos para impedir que los negros tengan "acceso al capital". ¿Paga más por el seguro de su coche porque vive en un vecindario de criminalidad elevada? Pues claro, "marginación financiera" ilegal, por supuesto. ¿Alto índice de abandono escolar en los centros escolares de los barrios de minorías? Malos profesores, financiación desigual, profesores racistas, bla, bla, bla, etc.

Nos hemos enterado de que Wright, desde el púlpito y en otros lugares, predica que el Estado introdujo las drogas en la comunidad negra; que el Gobierno inventó el SIDA para exterminar a los negros; que los ataques del 11 de Septiembre que costaron la vida a 3.000 personas en suelo americano son una represalia comprensible por el pasado racista e injusto de América; que la "avaricia blanca" provoca los males de América; que la secretaria de Estado Condolezza Rice en realidad se llama "Condoskiza Rice" (un término callejero para puta); que el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki es condenable; que el racismo construyó Estados Unidos y sigue siendo hoy en día un problema sustancial; que el líder antisemita de Nación del Islam, Louis Farrakhan, es un amigo y una de "las voces más grandes" del siglo XX; que debido a sus morfologías cerebrales diferentes, blancos y negros aprenden de manera diferente; y mucho más.

Tras pasar a segundo plano durante algunos días post-YouTube, el reverendo Wright reapareció impenitente, despreocupado e insensible al daño que sigue causando a la candidatura de Obama. Hace unos días, Wright compareció ante el Club Nacional de Prensa, la NAACP, y fue entrevistado por el hiper-progre compasivo y del tipo siento-vuestro-dolor Bill Moyers, del canal público de televisión PBS. Wright no sólo reiteró, sino que extendió aun más su conspiranoia, ridiculizando incluso los acentos de John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson. "Nadie le dice a un Kennedy, 'habla usted inglés mal' – dijo Wright –. Sólo se lo dicen a un niño negro."

De nuevo, Estados Unidos se pregunta: ¿cómo pudo Barack "el que nos unirá" Obama asistir a esta iglesia durante 20 años? ¿Cómo pudo Obama llamar a Wright su "consejero espiritual", su "mentor", su "asesor", uno de "los mayores predicadores de Estados Unidos"? ¿Cómo pudo Obama incluir a Wright en su comité de consejeros religiosos de campaña?

Obama ha declarado desconocer gran parte de la visión del mundo del Reverendo Wright. Sin embargo, hay algo que no casa. Cuando anunció su candidatura a la presidencia, Obama retiró la invitación al reverendo Wright para guiar una oración.

Wright dijo que Obama, al retirar su invitación, se referió a un artículo en la revista Rolling Stone que enumeraba los comentarios incendiarios realizados por el pastor. Según el pastor, Obama le dijo: "Tus sermones pueden ser un tanto espinosos". De ahí que le retirase la invitación. Pero ahora Obama dice que ¡está sorprendido! Sorprendido por la cólera de Wright, su extravagancia y sus diatribas.

Obama, a fin de paliar los daños causados por YouTube, acudió a Filadelfia y pronunció "El Discurso". Habló poco del porqué y del cómo asistió a una iglesia así durante 20 años y calificó al reverendo Wright de producto de su generación. En vez de explicarse, Obama instó a Estados Unidos a reconciliarse con su pasado racista y con sus continuados "abismo racial" y "división".

Últimas noticias: por más que la mayor parte de los norteamericanos pueda sentir simpatía hacia "la difícil situación negra", no se siente responsable de la esclavitud, de la discriminación o de la segregación legalizada. Se indigna contra quienes siguen culpando a injusticias pasadas de problemas e inconveniencias actuales. Y retrocede ante la mentalidad victicrática aparentemente extendida que modela la psique de muchos negros, incluyendo a Jeremiah Wright, Jesse Jackson y Al Sharpton, pero sin limitarse a ellos. Esto incluye a gran parte del Partido Demócrata, que tácita y explícitamente aprueba esta mentalidad con el fin de obtener el monolítico voto negro, sin el cual el partido no podría sobrevivir.

Cuando los demócratas celebren su convención en Denver, cuente con que Obama se presente habiendo ganado en más estados y con un porcentaje mayor del voto popular total. Si la convención concediera la candidatura a Clinton, los negros, entrenados por los demócratas y los progres simpáticos para descubrir el racismo hasta debajo de las piedras, gritarán "tongo". De manera que Obama ganará la candidatura.

Tras haber condicionado a los negros a ver el mundo a través de un prisma racial, ¿cómo puede decirles el Partido Demócrata que acepten mansa y limpiamente "la entrega" de la candidatura a la senadora Clinton? El Partido Demócrata permite que gente como Jeremiah Wright, quien ahora amenaza con hacer descarrilar las posibilidades de Obama de ganar la Casa Blanca, prospere entre sucedáneos de hostigadores raciales como Jesse Jackson y Al Sharpton. Esta gente cree, quiere hacernos creer, quiere que los negros o que Estados Unidos crea, que el país de hoy en día sigue siendo el país de ayer. Esto les ha venido de maravilla al Partido Demócrata y a su necesidad de obtener el monolítico voto negro.

Hasta ahora.

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