Horas después de que Mayor Oreja se lamentara en los micrófonos de Telecinco de que en el PP no se cuente con los pesos pesados para sacar al partido de su crítica "falta de ubicación" ante la "segunda transición" que pretende consumar Zapatero, otro destacado dirigente popular como Ángel Acebes anunciaba públicamente su decisión de no continuar al frente de la Secretaría General del PP y de abandonar la primera línea política, como ya hiciera Eduardo Zaplana.
La marcha de Ángel Acebes, aunque lamentable, es sin embargo perfectamente lógica con esa nueva y suicida ubicación en la que pretende situar Rajoy al Partido Popular, y que no es otra que la de caer "simpáticos" a los nacionalistas, con la vana y claudicante pretensión de conseguir, tal y como dijo el propio Rajoy, "que el PSOE deje de ser refugio de los recelos que provoca el PP en algunos territorios".
Ya dijimos hace una semana que semejante pretensión de Rajoy "supondría repetir el histórico error –sólo que a escala nacional– que supuso convertir al PP en el Partido de Piqué". Y lo cierto es que, con la marcha de Acebes y de Zaplana, se van del PP dos figuras muy "antipáticas" para el nacionalismo que ya fueron denigradas por el propio Piqué al vincularlas hace un par de años "con el pasado" del partido.
Por mucho que en su día Rajoy calificara de "sorprendentes y equivocadas" aquellas declaraciones de Piqué sobre sus compañeros de partido, y por mucho que ahora haya reiterado su obligado agradecimiento hacia Acebes, lo cierto es que es el propio Rajoy quien ahora parece decidido a perfilar a su partido, no como "la oposición más fuerte que haya existido en las Cortes españolas desde 1977", sino como la más numerosa y suicida comparsa que haya tenido desde entonces un Gobierno.
Resulta por tanto lógico que Acebes le haya dicho a Rajoy que "no cuente con él para la nueva etapa", siendo como es un político que en su adiós volvía a reafirmar su "compromiso con los principios éticos y políticos del Partido Popular" y su voluntad de contribuir "a que el partido siga siendo un partido fuerte, cohesionado, con las ideas claras y valiente en la defensa de los ideales de libertad, convivencia y bienestar por lo que he luchado durante más de 20 años"
Para los que, desde fuera del partido, hemos reivindicado, en esa misma línea, que la estrategia del PP no puede ser la de competir con el PSOE de Zapatero en muestras de simpatía hacia el nacionalismo, sino, por el contrario, la de convertir al PP en el refugio de los recelos que causa en el electorado la deriva nacionalista del PSOE, no debemos descartar, sin embargo, el convertir a la formación de Rosa Diez en el refugio de los justificados recelos que empieza a causar la propia deriva del partido de Rajoy entre sus pesos pesados y, sobre todo, entre sus decepcionados votantes. Tal vez entonces, y sólo entonces, las primarias dejen de ser en el PP una "ficción", tal y como acertadamente las ha calificado Mayor Oreja.
Mientras tanto, y dado que la marcha de Acebes y Zaplana se encuadra en esa estrategia de acercamiento a los nacionalistas, letal tanto para los principios como para las posibilidades del PP de volver al Gobierno, que nadie descarte que los nacionalistas correspondan a tanta simpatía con una nueva y despectiva visita al notario.