La decisión de enviar a prisión a la alcaldesa de Mondragón por colaboración con organización terrorista es motivo de alegría para todos los defensores de la legalidad y del Estado de derecho frente ETA-HB, cuyas franquicias operan libremente en el País Vasco y Navarra a pesar de la suspensión de actividades de ANV, acordada por Garzón el pasado mes de febrero.
A la espera de que medidas como la de ayer se extiendan al resto de ayuntamientos vascos y navarros en los que las filiales de ETA aprovechan su representación para dar aliento a los terroristas, conviene preguntarse si el PNV y el PSE se dejarán de paños calientes y de inútiles "mociones éticas" y se decidirán de una vez por todas a plantar cara a los totalitarios. Poco cabe esperar de Ezquerra Batua, aunque tampoco estaría de más que la dirección de IU actuara con la firmeza que cabe esperar de un partido que se dice democrático.
Una vez más, y como viene sucediendo en los últimos años en lo que a lucha contra el terrorismo se refiere, el Partido Popular es la única formación política que ha demostrado coherencia y valentía frente a la amenaza que para la libertad de todos constituye la presencia de ANV, PCTV y otras organizaciones similares en la vida política vasca. A este respecto, la labor de Itziar Lamarain, la única concejal popular en Mondragón, así como la de tantos otros ediles del PP nos parece un ejemplo a seguir por muchos tanto en otros partidos como en el suyo propio. En nada ayuda a personas como Lamarain que mientras ellas se la juegan a diario en las calles de sus pueblos y ciudades, desde Madrid se lancen mensajes cuanto menos equívocos sobre la línea que su partido adoptará en esta legislatura.
Aún más preocupante resulta el silencio del PSOE, que tras su triunfo electoral en el País Vasco podría, si fuera su deseo, articular una mayoría autonomista que desalojara a los nacionalistas del poder en las próximas elecciones autonómicas vascas. Sin embargo, hasta la fecha ningún miembro destacado del partido socialista o del Gobierno ha dado muestras de querer iniciar ese cambio de rumbo anunciado durante la campaña electoral por algunos candidatos socialistas. Más bien parece que Rodríguez Zapatero estuviera haciendo justo lo contrario, complacer en todo lo posible al PNV (de ahí las "mociones éticas") para evitar a toda costa que los nacionalistas pierdan su abundante cuota de poder en el País Vasco, y de paso asegurarse su apoyo en el Congreso de los Diputados.
Mucho nos tememos que al igual que en la economía, también en la lucha antiterrorista las promesas del presidente del Gobierno equivalgan a papel mojado y que una vez más renuncie a su deber como garante de la legalidad constitucional en todo el territorio nacional. Tras la detención de la alcaldesa de Mondragón, al PSOE y al PSE no les quedan más excusas para retrasar la urgente presentación de mociones de censura en todas las localidades vascas y navarras que cuenten con gobiernos municipales presididos por proetarras. Si es cierto que el infausto "proceso" de Zapatero terminó, ahora es el momento de demostrarlo.