La oposición que haces es violenta,
durísima, implacable e inhumana.
Tu crítica, Mariano, está rayana
con la provocación y con la afrenta.
La oposición que haces es sangrienta,
feroz, brutal, bravía y africana.
Azotas sin complejos la badana
de una manera cruda y virulenta.
Tu oposición, Mariano, es inclemente:
tu verbo suena ácido y mordiente
y hasta con ciertos ecos de venganza.
¡Este es el gran Mariano que yo quiero!
Sólo te falta hacerle a Zapatero
la oposición que le haces a Esperanza.