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Agapito Maestre

Zapatero cuida a sus amigos

Zapatero, como buen amigo que es del antiguo ministro de Trabajo, lo saca del Ejecutivo para que nadie en los próximos meses le reproche ser el principal causante de las altas cifras de desempleo que, sin duda alguna, tendremos que sufrir los españoles.

Dicen con fingida sorpresa los titulares de prensa que Zapatero ha nombrado un Ejecutivo continuista. También Rajoy considera que Zapatero mantiene el núcleo duro de su anterior Gobierno. ¿Qué otra cosa esperaban que hiciera el dueño de la finca con lo bien que le ha ido con sus capataces? El presidente no podía aspirar a ministros mejores y, sobre todo, más obedientes y disciplinados que los actuales. ¿Qué importan lo que hayan hecho mal en la anterior legislatura? Nada. Todo comienza de nuevo en el régimen de Zapatero. Es un perpetuo amanecer. Lo importante no es lo que realmente hicieran o dejaran de hacer, sino lo que Zapatero les hace creer a sus gobernados. ¡Razones para creer! Cientos tiene Zapatero para sus seguidores, o mejor dicho, "feligreses" laicos.

Las imágenes, las sombras, en fin, las "razones para creer" que Zapatero proyecta de sus ministros es lo único real. El resto no existe. Y si Zapatero dice que Chacón merece el Ministerio de Defensa, entonces se acepta y punto. ¿O es que acaso alguien puede dudar de que Carme Chacón no será capaz de llevar a cabo la dirección del ministerio del Ejército? ¿Qué macho le cuestionará a Zapatero que la señora de Barroso, el antiguo entrevistador de Toni Negri y accionista del Viejo Topo, no puede dirigir al ejército de España? Nadie. El mismo Rey, un hombre tan cercano al mundo intelectual de sus hijas, ha visto con especial cariño este nombramiento. Saltos de alegría dio el Borbón cuando se enteró de que, al fin, una mujer estaría al frente de los ejércitos de las 17 taifas "hispánicas".

Para el propio Zapatero, recojo sus palabras, el nombramiento que él ha hecho de Chacón –es difícil ser más arrogante– ha sido acertadísimo. Quizá. Lo cierto es que ha sido "divertido", aunque a veces rozase la jocosidad del villano, su defensa ante los medios de comunicación. Zapatero se sentía poderoso hablando de la señora Chacón. ¡Bravo, Zapatero! En el país del ministerio de la Igualdad –¡cuánto me recuerda este tipo de ministerio sus equivalentes de La Paz y El Amor en la ficción política del totalitarismo escrita por Orwell 1984!–, ese nombramiento es un golpe en la misma madre de quienes hace una semana no tenían mejor carta de presentación que defender, dicho con el lenguaje de los malos políticos, al "colectivo de gay, lesbianas y transexuales". Pobres. ¡Bravo, Zapatero! Contra el centrismo de salón, nada hay mejor que mostrar chulería macarra y pacifista. ¡Ante la "niña" de Cataluña, secesionista y seductora, no habrá macho que se resista! ¡Ante ella se cuadrarán todos, sin exclusión alguna, soldados y generales, infantes de marinas y paracas, legionarios y artilleros, nadie se escapará sin saludar a la ministra de Defensa! Vale, Zapatero. Apúntese un tanto.

Hay, sin embargo, otros muchos matices que resaltar en este nuevo Ejecutivo que, sin duda alguna, harán daño, mucho daño, al partido de Rajoy. Son golpes que, por desgracia, el PP y su equipo parlamentario no podrán devolver a los socialistas. Me refiero, por poner sólo tres ejemplos, a dos ministros que ha dejado afuera y a una que permanece en el Consejo. ¿Quién podría dejar de valorar positivamente, especialmente en el corto plazo en que se mueven los liliputienses políticos españoles, que la salida de Caldera y Narbona son todo un hallazgo para salvar su pésima gestión? Zapatero, como buen amigo que es del antiguo ministro de Trabajo, lo saca del Ejecutivo para que nadie en los próximos meses le reproche ser el principal causante de las altas cifras de desempleo que, sin duda alguna, tendremos que sufrir los españoles. Lejos de castigarlo, lo premia con la dirección de un Alto Grupo de Estudios para que el nuevo ciclo del socialismo en el poder dure otros treinta años más. No se lo quita de encima, como alguien ha dicho, sino que le hace un gran favor.

¿Qué decir de la salida de Narbona? Algo parecido a lo anterior. En efecto, esta mujer, que ha defendido durante cuatro años una "burrada" por orden de Zapatero, no tendrá que soportar que le pongan la cara colorada con el reproche de que los trasvases hidrográficos son necesarios para resolver el problema del agua de determinadas zonas de España. Sería grotesco mantener a la mayor defensora de las desaladoras como solución para resolver los problemas de la sequía, mientras sus propios compañeros, los socialistas catalanes, ya han comenzado a construir un trasvase para Cataluña.

¿Qué decir de la continuidad de Magdalena Álvarez? Pues que la ha dejado para que recoja los premios de lo realizado. ¿Poco ha hecho? Sí, pero algo es algo. Pronto empezarán a preguntar: ¿quién ha llevado el AVE a Barcelona y Valladolid?... Además, ¿Habría alguien en su sano juicio capaz de atreverse a mantener que esta ministra podrá recibir más críticas y desprecios que los ya recibidos? Nadie. Es imposible hacerlo peor; por lo tanto, ya todo el mundo está resignado.

Zapatero, pues, es cualquier cosa, menos "ingenuo" o imbécil, como siguen pensando algunos "analistas políticos". Este Ejecutivo, sin duda alguna, perversamente elegido no es para cuatro días sino, aunque cueste reconocerlo a sus opositores, para cuatro años. Es un Ejecutivo de amigos y amigotes, sí, pero no de necios.

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