Que "María Elena" Álvarez es una incompetente redomada, una política sectaria incapaz de gestionar nada en provecho de los ciudadanos, es algo que sabíamos desde que fue bautizada como Lady Aviaco. Que José Luis Rodríguez Zapatero era capaz de prometer lo imposible con tal de que no se le echaran encima cuando visitó Barcelona este verano con motivo de los apagones, también. Pero eso no se debe a que el responsable de las obras sea la administración central en lugar de la catalana. Se debe a que los actuales inquilinos de la Moncloa son unos inútiles, incapaces de gestionar bien las cosas. Pero eso no ha impedido que los independentistas organizaran una manifestación en Barcelona con la excusa de pedir que sean los políticos nacionalistas quienes tengan la última palabra en cuanto a infraestructuras. Ninguno de los asistentes, que se sepa, ha acudido hoy a la concentración del Foro Ermua para condenar el último atentado de ETA. Cómo no.
¿Tienen derecho los políticos catalanes a decidir sobre sus infraestructuras? Nadie se lo ha negado. El trazado actual del AVE, tan problemático, incluyendo el paso por debajo de la Sagrada Familia, fue elaborado así porque se le dio derecho a decidir a la Generalitat y a los alcaldes de Barcelona y el Bajo Llobregat. Los problemas eléctricos de la región tienen entre otras causas el que no se construya la línea de muy alta tensión porque los políticos catalanes se oponen. El retraso en la ampliación del Prat se ha debido a la oposición de los alcaldes de la zona. El cuarto cinturón de Barcelona se retrasa porque a los ecologistas e independentistas que gobiernan con Montilla no les gusta. Y así podríamos seguir.
Por poner otro ejemplo, alejado del problema de las infraestructuras, en los últimos diez años se han producido siete motines en las cárceles españolas. De ellos, cuatro han tenido lugar en Cataluña, la única comunidad que tiene transferidas las competencias de Prisiones. ¿No deberían, en coherencia con los planteamientos que aseguran que la Generalitat es más eficaz por ser más cercana, pedir que se devolviera esa competencia al Gobierno central?
La razón por la que los trenes de Cercanías han estado parados durante semanas y semanas es la misma por la que Cataluña lleva cediendo desde hace años su puesto de cabeza entre las regiones españolas: incompetencia política. O, si así lo prefieren, unas preferencias muy alejadas de las necesidades de los ciudadanos. La diferencia es que los que habitan hoy en Moncloa pueden salir del poder en marzo mientras que en Cataluña la alternativa no se vislumbra mejor. Más les valdría, por tanto, a los ciudadanos catalanes que su derecho a decidir sobre sus infraestructuras, el de verdad, lo ejercieran con su voto en las elecciones generales y no en las autonómicas.