Bien debiera Moratinos esconderse bajo alguna mesa del Ministerio, o al menos tener la boca cerrada tras el lamentable espectáculo que ha ofrecido en los últimos días, y que en Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos le habría costado el cargo. Y es que los españoles retenidos en Chad están libres sencillamente porque no podían seguir detenidos. Hace muchos días que su inocencia estaba clara para todos, y sin embargo, la "diplomacia callada" de Moratinos ha tardado dos semanas en traérselos de vuelta.
En un primer momento, durante los primeros días, la diplomacia francesa se movilizó aunque los suyos tenían todo el aspecto de ser culpables; la diplomacia española se encogió de hombros, pese a que todo indicaba que los nuestros eran inocentes. Mientras los franceses se lanzaban en tromba sobre el Chad, el número dos de Moratinos afirmaba que era "difícil hacer algo". Y de hecho no lo hicieron. Y la diplomacia de Moratinos callada, calladísima.
Entonces Sarkozy entró en escena como un huracán y se trajo a nuestras compatriotas ante un ZP atónito. Un presidente francés defendía los intereses españoles en África. La foto de Zapatero al pie de la escalerilla, como convidado de piedra, fue nefasta; España apareció incluso ante los propios europeos como el protectorado diplomático de Francia. Y mientras, la diplomacia de Moratinos seguía no ya callada, sino muda.
En una tercera fase, la situación era insostenible; los franceses ya asumían la culpabilidad de los suyos, y sólo negociaban que fuesen juzgados en París. La inocencia de los españoles era ya indiscutible y, sin embargo, Moratinos y Zapatero aún los mantuvieron una semana allí, pese a las aduladoras llamadas de ZP al presidente del Chad. Y es que, para lo que hizo Zapatero, mejor hubiera sido que se quedara callado.
En las llamadas a Idriss Deby, Zapatero hizo tres cosas. La primera, agradecer el trato a nuestros compatriotas; un trato en realidad miserable, infrahumano y despreciable. La segunda, felicitar a Deby por el buen funcionamiento de la justicia chadiana; una justicia que ha tenido quince días detenidos a compatriotas inocentes. Y la tercera, la ya tradicional en su diplomacia; sacar la chequera y ofrecer nuestro dinero al presidente chadiano. "¿Qué se debe?"
Zapatero ha felicitado y agradecido a quien ha mantenido en unas condiciones miserables e inhumanas a varios compatriotas suyos de los que se sabía desde el principio que eran inocentes. Incluso le ha ofrecido dinero. Todo como premio por tener dos semanas encerrados a varios ciudadanos españoles. ¿Diplomacia callada? ¡Y tan callada! En ningún momento se la ha oído. Y Moratinos sacando pecho. Estaría mejor, sí, callado.