A mí Nicolás Sarkozy no me toma el pelo, de modo que he entendido perfectamente su objetivo con el Grenelle de l’Environement, o Cumbre del Medio Ambiente. A sabiendas que la estafa ecológica es una superstición muy difundida y popular, ha querido encabezar el movimiento para fastidiar a sus adversarios y enterrar solemnemente a la ecología y los ecologistas bajo coronas de flores. Al mismo tiempo, lo aprovecha para desembarazarse, por suerte o astucia, de dos posibles rivales: Alain Juppé ayer y Jean-Louis Borloo hoy, nombrado ministros de la Nada y noqueados.
Pero se ha pasado de listo y esta ceremonia fúnebre (sobre todo para Borloo, claro), tiene aspectos muy negativos. El primero es el de haber contribuido a la publicidad del enemigo número 1 de nuestras sociedades, el estafador Al Gore, y a nivel pueblerino franchute, el cretino de Nicolás Hulot. Lo único seguro es que van a aumentar los impuestos, disfrazados de ecotasas, encarecer la construcción, los viajes en avión, etc.
Hace decenios que las OGM (o sea los "organismos genéticamente modificados": arroz, maíz, soja y bastantes más) se cultivan y consumen por el ancho mundo. Al no necesitar pesticidas, son más ecológicos. Su único defecto es que pierden sabor. Sin embargo, para complacer a José Bové –se supone–, Sarkozy ha decidido suspender su cultivo en Francia y crear la enésima comisión para estudiar si son peligrosos. Si lo fueran ya habrían matado a millones de personas por todo el mundo, cuando la realidad es que han impedido la hambruna en numerosos países.
Ese delirio supersticioso, ese pánico oscurantista, alimentado por los Al Gore, Hulot, los verdes y otros morados, nada tiene que ver con los problemas reales que puedan plantear los cambios climáticos, que no son fenómenos nuevos y cuyas soluciones son científicas y técnicas, y para nada ideológicas o "religiosas". Por ejemplo, es importante desarrollar la energía nuclear civil, no contaminante, y no esas horrendas e ineficaces eólicas. Pero nadie habla de eso, se trata más de Harry Potter que de lógica, se trata de apoderarse del Mito, para ganar dinero o elecciones, o ambas cosas.
El escándalo de los niños "raptados" en el Chad y de esa ONG llamada Arca de Zoé pone de manifiesto otra de las gigantescas estafas de los tiempos modernos. Cualquier bandido se viste de "humanitario no gubernamental" y se forra, recibiendo incluso subvenciones de los gobiernos.