James D. Watson, codescubridor del ADN, ha provocado un pequeño revuelo por haber pronunciado estas palabras: "tengo un pesimismo inherente sobre el porvenir de África, ya que todas nuestras políticas están basadas en el hecho de que su inteligencia" (la de los negros de aquél continente) "es la misma que la nuestra; pero todas las pruebas demuestran que no lo son". Y ha precisado lo que quiere decir, al añadir: "No hay una razón firme que nos permita anticipar que las capacidades intelectuales de los pueblos que han sido separados geográficamente en su evolución hayan de probarse idénticas."
Vivimos una sociedad de mezquinos intelectuales y, sobre todo, morales. Prácticamente todo el mundo ha reaccionado acusando a Watson de racista. Pero resulta que aquí los racistas son, precisamente, quienes le acusan de serlo. Porque sólo lo pueden hacer desde la presunción de que tiene algún valor moral el hecho de que una media de coeficiente intelectual sea mayor en una raza que en otra. Esa idea, que es el núcleo del pensamiento racista, está tan asumida por quienes han saltado como fieras sobre sus palabras, que ni siquiera se plantean que pueda ser un error. No. Pasan del juicio moral a la cuestión de hecho y niegan de antemano que la realidad pueda ser como la ha descrito James Watson. Es decir, que no sólo son racistas sino que prefieren negar una cuestión de hecho sin saber si es verdad o no a renunciar a asignar un valor moral a una media fisiológica. Si una persona está dispuesta a negar una cuestión de hecho por las implicaciones morales que cree que tendría, la que falla es su moral, no la realidad.
¿Son más inteligentes los blancos que los negros? Ni lo sé ni me interesa. Lo que sí sé, lo que sabemos quienes de verdad no somos racistas, es que, aunque fuera cierto, para mí jamás podría ser un argumento para considerar que una raza es moralmente superior a otra. Yo no me indigno porque tengo las ideas claras. Es más, yo no comparto ese colectivismo moral tan extendido. Soy individualista y creo en la igual dignidad del individuo, con independencia de su raza, sexo, creencia o condición. Vamos, que no he pasado por Educación para la Ciudadanía.
Curiosamente sus palabras más escandalosas han pasado desapercibidas. Según este hombre, "una mujer debería tener derecho a abortar si un test le demostrara que su futuro hijo va a ser homosexual". Aunque, claro, habrá quien se escandalice porque según Watson se le puede negar el derecho a la vida a un homosexual y le parezca bien que se le niegue ese mismo derecho a cualquier otro tipo de persona. El que piense así es peor que el propio Watson.