Es de sobra sabido que el sistema democrático español está en crisis, entre otras razones, porque el poder judicial depende del Ejecutivo. Pero es menos conocido que hay Tribunales Superiores de Justicia, por ejemplo, el de Andalucía, incapaces de actuar al margen de lo que dicte el Gobierno de la Junta de Andalucía. Existen sentencias escandalosas, especialmente en el ámbito de lo Contencioso-Administrativo, que han conseguido incluso que el Parlamento español, a través del Defensor del Pueblo, descalifique a jueces y autoridades universitarias por conducta indolente y remisa. Ha habido jueces que han llegado a dictar sentencias tan calamitosas que confundían “normas” preceptivas con vinculantes. Por tanto, no creo que sea descabellado sospechar que las sentencias de los magistrados andaluces casadas en interés de ley, o sea, declaradas nulas a efectos de crear jurisprudencia, sean, al menos proporcionalmente, muy superior al de otros tribunales autonómicos.
En este contexto de dependencia del Judicial del Ejecutivo andaluz, no me ha extrañado nada que el auto de la Sala Tercera de lo Contencioso–Administrativo del TSJA dé “la razón” a la Consejería de Educación, o sea, que rechace suspender cautelarmente la aplicación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía como respuesta al recurso planteado por cinco padres andaluces. Es cierto que el auto aún no es firme, pero me temo lo peor, especialmente si se tiene en cuenta los “argumentos ideológicos” esgrimidos por la Fiscalía paradójicamente contra los recurrentes, a quienes se supone debería apoyar. Esos “ideologemas” de la Fiscalía contra el recurso coinciden, a veces textualmente, con los contenidos en el decreto del Gobierno de España; sobre todo, cuando admite que la “educación” tiene que traspasar el ámbito de los conocimientos para instalarse en el de los sentimientos y afectos. Es menester pasar de la Ilustración al totalitarismo, o sea, hay que “adoctrinar” los afectos. Terrible.
Pero aún más terrible que esa basura ideológica es el uso que hará la Junta de Andalucía de los “ideologemas” de los jueces del TSJA para perseguir, primero, a los padres que quieren una educación para sus hijos libre del sectarismo de la nueva asignatura y, después, para arrinconar al PP por su indolente comportamiento. Ya verán. Nadie lo dude, la sentencia del TSJA será un arma potente del PSOE para arremeter durante el período electoral contra el PP, que parece tomarse la cosa con cierta displicencia, si se compara con la defensa de los valores liberales que lleva a cabo la Iglesia Católica en su lucha contra la dichosa asignatura.
Esperemos que no sea aún tarde para que el PP se implique más en el combate contra la Educación para la ciudadanía. Hagamos votos también para que el PP no se esconda detrás de esa barrera de “partido” laico y secularizado, como hará muy pronto el nuevo partido de Rosa Díez. En fin, esperemos que el PP se lance en tromba contra toda esta basura ideológica de Zapatero y no tenga miedo de alinearse con la Iglesia Católica porque, repito, el asunto clave no es la defensa de la religión frente a la política secularizada, tampoco de la separación de la Iglesia y el Estado, sino simple y llanamente la defensa de la libertad. Hoy por hoy, insisto, lo relevante es que la única institución pública que está defendiendo a cuerpo limpio la libertad para todos los españoles, sí, para todos y no sólo para su grupo de fieles, es la Iglesia Católica. Porque no defiende prebendas y sinecuras, sino la libertad para todos, la Iglesia Católica está dando una de las mejores lecciones prácticas de ciudadanía y democracia que cabría esperar de una institución pública.