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GEES

HIZBUFIL

El Gobierno y los mandos militares deberían confirmar o negar cuanto antes las noticias sobre estas escoltas privadas de Hezbolá. Porque tarde o temprano los escoltas volverán sus armas contra nuestros soldados si de verdad éstos quieren cumplir su misión

¿Tiene sentido la misión de la ONU en el Líbano donde patrullan como cascos azules algo más de mil soldados españoles? No, si la única preocupación de sus responsables es  evitar más bajas a cualquier precio. Y no, desde luego, si ese precio es legitimar de cualquier forma a Hezbolá.

Las noticias que llegan desde el sur del Líbano estos días no son muy tranquilizadoras a ese respecto pues, según se ha recogido en diversos medios de comunicación libaneses (ver, por ejemplo NOW Lebanon), los mandos militares españoles podrían haberse reunido con jefes de Hezbolá no sólo a fin de recabar información sobre el ataque que costó la vida a seis de sus hombres el pasado mes de junio, sino, sobre todo, para solicitar su activa participación en la seguridad de nuestro contingente. Algunos periodistas como Nicholas Blanford llegan a hablar de escoltas armadas de los terroristas de Hezbolá para nuestras tropas. Eso supondría, de hecho, haber capitulado frente a las ambiciones de la banda armada libanesa al servicio de Damasco y Teherán.

El ministerio de Defensa español afirma creer que Hezbolá no fue la responsable del atentado contra las tropas españolas. Pero ¿puede alguien imaginarse, por ejemplo, que el IRA pusiera un coche bomba contra un convoy de la Ertzaintza en Vergara sin que ETA y su entorno lo supiera con antelación? La inocencia de Hezbolá es poco creíble habida cuenta de que controla absolutamente el entramado social en el sur del Líbano desde hace casi una década.

Pedirle a los terroristas escolta y protección puede parecer lo más lógico para evitar nuevos ataques, pero sólo en lo superficial. En realidad nuestros soldados se están malvendiendo a los violentos chiíes del Líbano, quedando completamente a su merced y voluntad. La lección que nuestros mandos militares y responsables políticos debieran haber sacado es justamente la contraria: que nunca se puede esperar un buen trato con mala gente. Y Hezbolá es mala gente que en estos momentos se encuentra pensando en cómo acabar con el Gobierno legítimo en Beirut.

Las fuerza de la FINUL reciben cotidianamente visitas de los "lugareños" en las que se hace notar lo bien que conocen a sus integrantes, sus movimientos, sus rutinas, etc. El ataque contra el convoy español no es sino un aviso más en esa continua escalada de intimidación. El Gobierno y los mandos militares deberían confirmar o negar cuanto antes las noticias sobre estas escoltas privadas de Hezbolá. Porque tarde o temprano los escoltas volverán sus armas contra nuestros soldados si de verdad éstos quieren hacer valer las resoluciones de la ONU por las que están allí desplegados. Si la FINUL / UNIFIL se pliega a Hezbolá, más valdría renombrarla HIZBUFIL.

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