"Sin Navarra no hay proceso", han repetido públicamente hasta la saciedad los representantes de la ilegalizada Batasuna-ETA. Hasta el presidente del Euskadi Buru Batzar, Josu Jon Imaz, ha reconocido haber estado presente cuando "ETA le ponía una pistola en la cabeza al Gobierno" para la inclusión de la comunidad foral en las negociaciones.
Ya es casualidad que justo cuando se está pactando la entrega de Navarra a los nacionalistas independentistas aparezca uno de los negociadores para explicar que los pistoleros rompieron su tregua sólo porque ZP se negó a traicionar a los navarros. Qué interesante. Y va el PSN, presidido literalmente por Felones, y llegan a un acuerdo trampa: trocear el órgano común permanente en muchos organitos para que no parezca lo que es. El primer paso en el sendero de lo que ETA aceptó por escrito y vendió como un gran avance: una Euskal Herria dentro del Estado.
Que se vayan preparando los navarros para la euskaldunización que les viene encima. Si no se enseña el euskera no habrá subvención en los colegios concertados incluso en las zonas no vascuences, o sea, una muestra más de inconstitucionalidad auspiciada desde el zapaterismo. Y que no les pase nada cuando los compañeros de despacho terroristas del próximo vicepresidente del Gobierno navarro, Patxi Zabaleta, accedan a la información bancaria de todos los empadronados.
Zapatero es implacable en los compromisos adquiridos con la ETA. El destape de su actitud ha sido y es sólo cuestión de tiempo. Sus compañeros de viaje han sido siempre los mismos antes y durante su etapa de Gobierno. Hoy, mientras continúan los contactos secretos con los pistoleros, el presidente que miente hasta cuando desmiente ha dado el chupinazo de salida para que los etarras metan sus zarpas en Navarra. "El proceso" sigue su marcha, a trocitos, con Eguiguren, Bereciartúa, Basterra, los Ternera, Arbulu, Anero y quien se tercie. Navarra, con el partido de Felones, comienza su encierro hacia el callejón de la ETA.