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EDITORIAL

La insostenible hipocresía de Imaz

Ni al gobierno de Zapatero ni al gobierno secesionista de Ibarretxe les importó firmar pagarés a los terroristas confiando en el poder anestésico que tendría un comunicado de tregua

El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, ha afirmado que las negociaciones entre su partido, los socialistas y Batasuna se rompieron por el "chantaje a punta de pistola" que ETA realizó a los socialistas para que cambiaran sus convicciones y defendieran una institución común para Euskadi y Navarra. En una entrevista en Radio Euskadi, Imaz ha subrayado que él mismo participó en el mes de noviembre en una reunión negociadora en la que la izquierda abertzale "dijo al Partido Socialista que, o defendía activa y públicamente conformar un único espacio de autogobierno (entre Navarra y el País Vasco), o todo se rompe".

Aunque el presidente del PNV haya querido con sus hipócritas declaraciones maquillar la felonía del Gobierno del 14-M, así como salvar su proyectada alianza con los socialistas navarros, lo cierto es que ETA y sus representantes batasunos no se cansaron de insistir en público y en privado, y desde el primer momento, que sin Navarra no habría "proceso" desde antes incluso de iniciarlo. Pero ni al Gobierno de Zapatero ni al Gobierno secesionista de Ibarretxe les importó firmar pagarés a los terroristas confiando en el poder anestésico que tendría un comunicado de tregua.

Que formaciones separatistas se dedicaran a mentir y a maquillar, como si de una oportunidad de paz se tratara, el chantaje que la propia organización terrorista ha dejado siempre en evidencia, es algo a lo que ya nos tenía acostumbrado el PNV. Ya en el pasado prenegociaron con la banda la tregua del 98 y adquirieron con ella compromisos previos, entre los que estaban, por cierto, la creación de la Udalbiltza, esa asamblea de electos vascos, navarros y del Iparralde que debía ser el embrión del autogobierno de Euskal Herria. Aquella infamia perpetrada por los nacionalistas les valió una más que justificada marginación del pacto por las libertades y contra el terrorismo. Ahora, sin embargo, quien la ha perpetrado ya no es sólo una reincidente formación separatista que, como el PNV, también comparte con ETA los objetivos anexionistas respecto a Navarra, sino, por primera vez en nuestra historia, el propio Gobierno de la nación. Fue el partido de Zapatero el que, antes incluso de acceder al poder, ya mantenía contactos con los terroristas mostrando su disposición a negociar políticamente con la banda. Fue Zapatero al que, sabiendo de primera mano que ETA iba a condicionar su tregua a la consecución de todos los objetivos nacionalistas por los que ha venido asesinado, no le importó asegurar públicamente que, "con la paz, todo tendrá cabida, tenga el alcance que tenga".

Por otra parte, las propias declaraciones de Imaz dejan en involuntaria evidencia lo que él y su partido siempre han tratado de negar, como es que los batasunos son el brazo político de ETA. ¿Cómo, si no, interpretar como "un chantaje a punta de pistola" el que la "izquierda abertzale" considerara que "sin un espacio de autogobierno (entre Navarra y el País Vasco), todo se rompe"?

Finalmente, no podemos tampoco dejarnos en el tintero la insuperable hipocresía que encierra la afirmación de Imaz de que "defendemos que Navarra pueda decidir su futuro y como abertzales trabajamos para que haya un espacio común, pero no a través de la amenaza y el chantaje de la violencia". Al margen del eufemismo que ha hecho suyo Zapatero para referirse al falso derecho de autodeterminación, ¿qué hacía entonces Imaz en esa clandestina reunión política dando interlocución al chantaje y a la amenaza? ¿A quién quiere engañar el maquillado heredero de Arzalluz y de su jactancia de que "unos sacuden el árbol y otros recogen las nueces"?

Prueba de que Imaz miente al decir que las negociaciones se rompieron en aquella reunión de noviembre es que los socialistas, los nacionalistas y ETA siguieron celebrándolas siete meses más, atentado de Barajas de por medio. Y las volverán a tener. La mentira siempre tiende la mano al crimen.

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