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Ignacio Villa

ZP no sabe por dónde le da el aire

Zapatero está atado de pies y de manos. No sabe la que le puede venir encima y sigue con sus banalidades indefinidas e inconcretas. El presidente del Gobierno ofrece la imagen de un político bloqueado.

Después del hallazgo este jueves de un coche de ETA con cien kilos de explosivos en Huelva, en las cercanías de la frontera portuguesa, nos quedamos con una certeza: al Gobierno español no sabe por dónde la da el aire. Es decir, nos encontramos ante un Ejecutivo desbordado por los acontecimientos. Ha ocurrido con el proceso de rendición, con el chantaje de De Juana Chaos, con la vuelta de Acción Nacionalista Vasca a los ayuntamientos, con el final real del alto el fuego etarra, con todas las revelaciones que los terroristas están haciendo desde su portavoz Gara y ahora con lo que puede ser el primer atentado de ETA después de estos meses de cesiones, concesiones y cobardías del Gobierno socialista con la banda terrorista.
 
La realidad es que después de escuchar estas últimas horas, después del hallazgo de Huelva, a los mandos de la lucha contra el terrorismo sólo se perciben maneras artificiales y socorridas para salir del paso. Pero por encima de todo lo que transmiten es desconcierto. Los cargos políticos no hablan de derrotar a ETA, no mencionan la clave de acabar con el terrorismo, no entran en el fondo de la cuestión. ¿Están satisfechos por lo ocurrido? ¿Les ha desconcertado? ¿Tienen ciertamente información sobre los planes de ETA? ¿Qué razones les lleva a decir que la trama terrorista no es tan fuerte como parece? En fin, en este caso preocupan tantas preguntas sin respuesta, pero especialmente preocupa ver cómo estamos ante un Ejecutivo que lleva tantos años cediendo ante los terroristas, que ha desmontado todo discurso político sobre la banda terrorista, que ha desactivado los diques que la democracia se había dado para frenar a ETA y que ha trabajado para destruir el trabajo que durante décadas habían realizado socialistas y populares en el País Vasco.
 
Han transcurrido veinte días desde el anuncio oficial del alto el fuego etarra, y desde entonces hemos visto a un presidente ambiguo y huidizo, a un Gobierno dialéctico pero que no responde al fondo de la cuestión y ahora a un Ejecutivo desbordado por las circunstancias. Están por todas partes superados. Los terroristas desvelando los pactos con el Gobierno, sin alto el fuego, al mismo tiempo manteniendo con ambigüedad que el proceso de rendición no ha concluido. Y ahora sin consistencia política ante la evidencia de que la banda terrorista ETA ha utilizado el alto el fuego para rearmarse y reorganizarse, para volver a las instituciones democráticas para sacar todo el dinero posible y especialmente han conseguido colocar al Gobierno entre la espada y la pared.
 
Zapatero está atado de pies y de manos. No sabe la que le puede venir encima y sigue con sus banalidades indefinidas e inconcretas. El presidente del Gobierno ofrece la imagen de un político bloqueado; como decía antes, no sabe por dónde le da el aire. Y eso en la lucha contra el terrorismo es lo más peligroso que puede ocurrir. Ciertamente los españoles nos sentimos más desprotegidos, más abandonados, más arrumbados que nunca por un Ejecutivo y por un presidente en fase terminal y que están pagando y lo van a seguir haciendo por una actitud cobarde y demoledora con la democracia como son los pactos con los terroristas.

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