Son tantos los cabos sueltos que ha dejado el Gobierno en su relación con ETA que, con el paso de los días, lejos de reaccionar y dar una imagen de coherencia en la lucha contra la banda terrorista, lo único que son capaces de transmitir desde Moncloa es que el proceso de rendición ha llegado tan lejos que estamos ante una situación irreversible.
Pasan los días y nada cambia. Es más, estamos volviendo a las andadas; nada raro, puesto que Zapatero jamás se ha arrepentido ni pedido perdón. La estrategia vuelve a ser de nuevo la de decir algo, ocultar mucho más y, finalmente, acabar haciendo exactamente lo contrario a lo anunciado. Todos los frentes abiertos en la lucha contra el terror nos llevan a la misma conclusión: Zapatero no ha cambiado y no parece que vaya a cambiar.
Son demasiado días de verborrea presidencial sobre la firmeza contra el terror como para que no resalten las contradicciones entre la realidad y su discurso. Navarra camina hacia un Gobierno de anexión con el País Vasco, ETA-Batasuna campa ya por sus fueros en los ayuntamientos vascos y navarros, el Ejecutivo ha mantenido contactos con el entorno etarra antes y después del alto el fuego y el Gobierno vuelve a despreciar a las víctimas del terrorismo en el aniversario del atentado de Hipercor. Mientras tanto, hemos visto cómo el presidente alababa a unos asesinos sanguinarios calificándolos de cuerdos, en contraposición a otros locos. Nada, en definitiva, nada se ha movido. Estamos donde estábamos.
Una prueba más que se añadirá a esa larga lista será la entrevista que este miércoles van a mantener en el Palacio de la Moncloa el presidente del Gobierno y el lehendakari. Si el presidente del Gobierno realmente ha decidido cambiar de estrategia, si está dispuesto a reanudar la lucha contra ETA, es imposible que coincida en los planteamientos de Ibarretxe, que ha mantenido siempre una postura amparado en su "plan secesionista". Si al terminar el encuentro les oímos hablar de diálogo, de fórmulas de entendimiento, de terreno común y de las demás fórmulas de siempre será una señal inequívoca de que Zapatero ha decidido refugiarse en sus posiciones que ya conocemos y que nos han llevado al proceso de rendición.
No hay más vuelta de hoja. Quince días después de la ruptura oficial del alto el fuego de ETA, ¿qué ha cambiado en el Gobierno? ¿Qué ha cambiado en Zapatero? Nada. Puede que hayan suavizado las formas e intentado aparentar una firmeza de la que carecen, pero resulta difícil negar que, en el fondo, todo sigue en marcha. El paso de los días lo está confirmando: la rendición no se ha enterrado.