Por si Venezuela no tuviese suficiente con el desgobierno de Chávez que está, a un tiempo, esclavizando y arruinando a los venezolanos, esta semana ha caído el último medio de comunicación hostil al dictador. Radio Caracas Televisión (RCTV), una cadena histórica que llevaba 53 años emitiendo ininterrumpidamente, ha visto como el Gobierno del coronel golpista le revocaba la concesión arguyendo como única excusa que RCTV se significó a favor del golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002. No fue, evidentemente, la única que lo hizo, pero sí la que ha mantenido una línea crítica con Chávez y su régimen, una mutación del socialismo bananero de letales consecuencias en todos los ámbitos, también en el relativo a la libertad de expresión.
Chávez, heredero de Fidel Castro y uno de los niños mimados de la izquierda española, se ha propuesto alcanzar el poder absoluto a través del control de las instituciones primero y de las empresas después. Aunque aquí procure ocultarse y los medios adictos al Gobierno Zapatero pasen de puntillas sobre el tema, en Venezuela ha nacido una dictadura integral, que lo abarca todo y en todo se entromete. En tal orden de cosas una simple cadena de televisión tenía poco que hacer, y más cuando hasta los jueces son marionetas en manos del Gobierno chavista. El último cartucho lo empleó RCTV en apelar al Tribunal Supremo venezolano en un recurso que fue declarado por éste inadmisible.
Tras el cierre de Radio Caracas Televisión y la entrega de sus instalaciones, archivo y repetidores a su sucesora, una criatura chavista de nombre Televisora Venezolana Social, Hugo Chávez controla toda la información que reciben los venezolanos. Esto, aparte de un disparate impropio de un país que sigue definiendo su sistema como democrático, es un ataque inaceptable a la libertad de expresión y a la pluralidad de medios de comunicación que es inherente a cualquier sociedad abierta. En España hemos padecido intentonas semejantes por parte de alguna administración regional como la de Cataluña que, por dos veces, ha tratado de retirar las licencias de emisión a la cadena COPE. Por suerte no lo han logrado pero nada impide pensar que, en el futuro, no lo vuelvan a intentar.
Seguimos y seguiremos defendiendo la libertad de expresión de los periodistas en cualquier parte del mundo. Por ello nos solidarizamos con nuestros compañeros venezolanos de Radio Caracas Televisión, profesionales de la comunicación a quienes un poder político autocrático ha cerrado la boca sin miramientos. Sin sus rostros y sus voces recorriendo las ondas, Chávez es más poderoso e impune. Venezuela, en cambio, se ha quedado ciega y sorda. Hoy todos los periodistas libres del mundo pertenecemos a una emisora que ya no existe; hoy todos somos Radio Caracas Televisión.