Antes de los resultados del pasado domingo, Zapatero había pactado con su buena amiga Uxue Barkos un reparto de instituciones en Navarra; el Gobierno para el PSOE, el Ayuntamiento de Pamplona para Nafarroa Bai (PNV+EA+Aralar+Batzarre). La ofensiva mediática contra UPN dirigida desde Madrid y Vitoria dio el resultado ya conocido. En el Parlamento Foral: UPN 22, NaBai 12, PSOE 12, CDN 2, IU 2.
Ahora bien, el pacto previo exigía quebrar la mayoría regionalista en el Ayuntamiento de Pamplona, más sólida que en el Parlamento. Cándido Conde Pumpido admitió la lista de ANV, pese a que su candidata había sido concejal de EH en el año 1999: un caso evidente de contaminación, y de la más negra. Pero la idea consistía en meter un partido más en el reparto para hacer más difícil el concejal número 14 de UPN, aquel que más depende de la ley d´Hont y que hubiera dado la mayoría absoluta a los regionalistas.
El apaño funcionó demasiado bien. Y los resultados, los conocidos. En el Ayuntamiento de Pamplona: UPN 13, NaBai 8, PSOE 4, ANV 2. Zapatero, Rubalcaba y Conde Pumpido impidieron que UPN lograra el concejal número 14, el de la mayoría absoluta, introduciendo a ETA en el Ayuntamiento. Pero no ha entrado sólo con un concejal, sino con dos, lo que lo convierte en el arbitro macabro de la situación. Las cuentas dicen que si ZP no hubiera metido a ETA en el ayuntamiento, UPN hubiera obtenido casi con total seguridad la mayoría absoluta, y tanto su apaño con Nafarroa Bai como su pacto con ETA se habrían frenado en seco.
¿Qué harán Zapatero y José Blanco? Si cumplen lo pactado, deberán formar coalición de Gobierno en Pamplona con Nafarroa Bai y ETA; ZP no sólo metería a los terroristas en las instituciones de manera ilegítima, sino que gobernaría con ellos. Algo insostenible públicamente, a no ser que ETA le eche un cable ayudando a blanquear sus siglas de cara a la galería. Y aún y todo.
¿Podrían no pactar con ANV/ETA y Nafarroa Bai en Pamplona? Sin duda. Pero entonces, deberá rehacerse el pacto con los nacionalistas para el Gobierno de Navarra, lo que ya ha dejado entrever José Blanco. Y entonces, malo; puesto que ya no tendrá Pamplona para intercambiar, se plegará a las exigencias del ex integrante de la mesa nacional de Herri Batasuna Patxi Zabaleta aún en mayor medida, quedando más a su merced. Si no puede ofrecerles Pamplona, deberá entregar aún más Navarra, con menos votos que sus amiguetes anexionistas.
En contra de los planes de ZP está la tradición del PSN de pactar con UPN la lista más votada; necesita pudrir sus cimientos forales y constitucionales. Hoy,el panvasquismo, con menos de un 25% de los votos, pretende gobernar al 75% restante gracias a los apaños legislativos de Bemejo y Rubalcaba.Se trata de un realismo político de la peor calaña; el cinismo, la hipocresía, el engaño y la manipulación compartida de ZP y Nafarroa Bai. Están como locos, se quieren repartir Navarra "como sea", aunque aún no saben bien cómo. Los perdedores: el PSN, Navarra y España entera. Salvo rebelión interna del partido socialista en Navarra, difícil es hacer triunfalismo tras las elecciones. Lo cierto es que las cosas van de mal en peor.