El diálogo del PSOE con ETA, como sabemos, lleva produciéndose desde la legislatura en la que el PP demostró poder alcanzar el poder sin el concurso de ningún otro partido; sin más apoyo que el mayoritario de los españoles. Y se produce con José Luis Rodríguez Zapatero como líder del Partido Socialista. Tenemos el derecho de preguntarnos a dónde quería llegar el PSOE de Zapatero con esas conversaciones con ETA durante la segunda legislatura de José María Aznar. Y el propio Zapatero tiene la obligación moral de explicar puntualmente en qué consistían esos encuentros, qué exigían ambas partes y qué acordaron. Entre otras cosas, ni siquiera se puede descartar que a ETA no le pillaran por sorpresa los atentados del 11 de marzo de 2004.
PSOE y grupo terrorista llevan más de seis años negociando, con Zapatero al frente de los socialistas. Hoy están en el poder, por lo que a qué esté dispuesto a pactar el actual presidente resulta ser una cuestión de la máxima importancia para la nación. Hemos ido comprobando que las peores sospechas, que eran también las más razonables, se han ido corroborando. Partido y grupo terrorista habían pactado el concurso de la marca electoral de ETA en las elecciones autonómicas y municipales del próximo domingo. Los asesinos se han comprometido, por su parte, a no dar curso a su actividad criminal antes de la fecha de los comicios. Muertos y votos puestos sobre la mesa. Favores políticos y abstinencia criminal con plazo fijo. Un acuerdo como el de Carod Rovira respecto de Cataluña, pero negociando con un plazo en lugar de con una región española.
También hemos comprobado que los dos muertos en el atentado de la T-4 de Barajas no han pasado de ser un episodio incómodo que ha paralizado unas negociaciones que se han extendido muchos años, y que se han vuelto a retomar. Zapatero no sabe ya gobernar sin mantener su relación con ETA. Como dice Mayor Oreja, está "encadenado" a ella.
En estas circunstancias, "la paz" de la que tanto habla Rodríguez Zapatero sólo puede ser, como el acuerdo referido a las próximas elecciones, una concesión temporal de ETA a cambio de que ésta se sienta más cerca de sus objetivos políticos, que hoy ve más al alcance de su mano que nunca antes en su historia. Es decir, "la paz" es el tiempo transcurrido antes de que los terroristas vuelvan a atentar. "La paz" no es más que otro nombre que Zapatero da al chantaje etarra. Puesto que él no puede salir de ese chantaje, debemos ser los españoles quienes demos al traste con él, echando del poder al PSOE de Zapatero.