Dos opiniones, en verdad, dos perversidades políticas, aparentemente contradictorias, se dan la mano en esta campaña electoral, que tiene su principal eje no tanto en los programas de los diferentes partidos cuanto en la colaboración del Gobierno con ETA. Nadie sensato, en términos políticos, habla ya de actitud comprensiva del Gobierno con el terror, sino de integración del terror en la vida política. En efecto, todo en esta campaña electoral gira en torno al único objetivo político de Zapatero, a saber, "integrar" al terrorismo en un "régimen de derechos" que se aloja en un simulado sistema democrático con un tasadísimo "sistema" electoral.
A la luz de esa estrategia política del PSOE tenemos que analizar dos opiniones, que compiten en la izquierda española para "terminar" con el terror. Una, representada por el presidente del Gobierno, niega que ANV sea ETA; aunque todo el mundo lo da por sabido, simula que ETA no está en el proceso electoral. Otra, expresada por algunos intelectuales de izquierda, considera que no deberían hacerse elecciones en la comunidad vasca, porque todo está ocupado por el terrorismo. Una y otra terminan colaborando con el terror, si es que no surgen de los postulados terroristas. La ligereza y frivolidad de las dos son fruto del relativismo y el oportunismo político, de no haberse tomado jamás en serio que el nacionalismo es un cáncer.
Sin embargo, esas posiciones están abocadas al fracaso. Son incapaces de percatarse de lo que está delante de ellos, o peor, quieren obviarlo plegándose de modo "realista" a las exigencias terroristas. Las vanas ilusiones de Zapatero son tan peligrosas como las catastróficas prédicas de quienes insinúan que sería mejor no participar en el proceso electoral. Son impotentes ante la las mediaciones, los caminos, en fin, las resistencias para acabar con la maldad nacionalista. ¿Cuál de esos caminos hace inviable la vía de Zapatero y sus catastrofistas amigos? La existencia del PP en todo el País Vasco y de UPN en Navarra. Cualquier persona informada sobre la crueldad del nacionalismo en general, y el terrorismo en particular, hallará fácilmente ese dato: el PP sigue plantando cara al terror.
Más aún, el voto del PP sigue más o menos estable en el País Vasco, o sea, la lucha de miles de seres humanos a favor de la libertad y la democracia, de España, sigue y seguirá, a pesar de lo que digan Zapatero y sus intelectuales. No puede ocultarse lo evidente. Zapatero y el resto de sus seguidores pueden plantear cambalaches con el terrorismo, pero mientras haya una sola candidatura y un voto a favor del PP en el País Vasco toda su miseria política quedará reducida a nada. No es creíble el planteamiento de Zapatero, que incluso entre sus propias filas genera frustraciones. Nada es plausible sin el PP.
Integrar, pues, al terror entregándose a sus designios políticos es inviable. La aceptación de la cruel realidad del País Vasco, del terror impuesto por los terroristas y nacionalistas, es ciega, a medio plazo suicida, sin tener en cuenta al PP. Además, es, precisamente, esa presencia del PP allí donde reina el terror lo que da vida al resto de los españoles. Es el principal estímulo que mantiene "esperanzados" a los demócratas españoles. Sí, sí, sin las candidaturas del PP y UPN en el País Vasco y Navarra, respectivamente, el resto de España estaría hundida en el nihilismo entreguista de Zapatero o, simplemente, chapotearía en pozos ciegos del catastrofismo "intelectual".