Aún hoy, López Garrido, José Blanco y De la Vega se empeñan en salir todos los días en cualquiera de las televisiones al servicio de su paz, que son casi todas, diciendo que la justicia española goza de buena salud. Más aún, que está mejor que nunca. Lo hacen mientras se repiten las imágenes de un De Juana paseando apaciblemente por San Sebastián, mientras los concejales del PP y del PSE vuelven a ser recibidos a pedradas por Batasuna. Pero eso a los pactistas de la calle Ferraz les da exactamente igual; la Justicia goza de buena salud, dicen.
Como no podía ser de otra manera, desde que De Juana forzó su voluntad y consiguió que Gobierno y Fiscalía se plegaran a sus exigencias, el recurso a la huelga de hambre, real o fingida, se contagia entre todo tipo de presos. Las noticias de los privilegios de De Juana, durmiendo y duchándose con su novia, trasladado a un hospital cerca de casa, y por fin dando paseos al sol de primavera y saludando con desdén a la cámara de televisión, transmiten la imagen de una justicia selectiva y arbitraria, dependiente de los caprichos y necesidades del gobierno de turno y de la presión que reciba.
Ahora, todos los presos con posibilidades de salir en los medios de comunicación se dedican a desafiar a la Justicia con huelgas de hambre a imagen y semejanza de la efectuada por el asesino en serie. Hoy son los acusados en el juicio del 11-M los que se enfrentan al tribunal con una esperpéntica huelga de hambre. Lo hacen entre lo desafiante y lo pícaro, pero con una convicción; si la Justicia española pudo ser forzada por De Juana, quizá también pueda serlo por ellos ahora. Todo ello retransmitido por televisión a todo el país, socavando la confianza en el Estado de Derecho.
Y una consecuencia, la deslegitimación de la Justicia. Menudo mérito, el de ZP en tan poco tiempo. Hoy, eso sí, se indignan cuando recogen la siembra. ¿Qué se creía el PSOE cuando mandó a De Juana a dar paseos por la Concha? ¿Que podría poner en la calle al asesino sin que otros presos se dieran cuenta? ¿Qué podía arrastrar la ley ante ETA sin que hubiera consecuencias para la Justicia? Pusieron de rodillas al Estado de Derecho ante el matarife etarra, y ahora es cuando todos los presos se han dado cuenta de que si él lo hizo, quizá puedan hacerlo ellos, con la suficiente demagogia y voluntad.
Zapatero deslegitimó la Justicia con De Juana provocando la imitación dentro de las cárceles. Y como o no aprenden, o les da exactamente igual, han vuelto a las andadas con ANV y ETA, pasándose la ley por donde ustedes ya saben. Es decir, en la política supuestamente antiterrorista de la España de ZP, saltarse la ley puede salir no sólo gratis, sino rentable. ¿Qué impide que otros, animados por el ejemplo, busquen forzar a partir de ahora la Justicia española mediante amenazas? A esto nos conducen las “medidas inteligentes” que el Gobierno y sus escoltas mediáticos tomaron con De Juana y ANV-Batasuna. Y la cosa, evidentemente, no ha hecho más que comenzar. ¿Justicia? ¿Estado de Derecho? Bueno, depende para qué y contra quién, ¿no?