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Ignacio Cosidó

Farsa y tragedia

La presencia de ETA en las elecciones es la exigencia más importante planteada por los terroristas para mantener viva la negociación y la claudicación más peligrosa que podemos hacer los demócratas

Tras muchos años de protagonizar la tragedia, ETA parece ahora querer convertir las próximas elecciones del 27-M en una gran farsa. Como el lobo de los siete cabritillos primero llamó directamente a la puerta disfrazada de ASB, después trató de aclarar la voz con las plataformas electorales y ahora nos enseña la pezuña por debajo de la puerta blanqueada con ANV. Una farsa que coprotagoniza un Gobierno dispuesto a seguirle el juego a los terroristas. ¿Hasta cuando debemos los españoles soportar esta farsa? ¿Hasta cuando deberemos aguantar la cansina letanía de la vicepresidenta de la Vega afirmando sin rubor que el Gobierno cumple escrupulosamente la Ley de Partidos permitiendo a ETA volver a las instituciones democráticas? ¿Cuánto tiempo tendremos que seguir escuchando las mentiras de Rubalcaba negando primero la voluntad asesina de los terroristas y ahora la evidencia de su fortalecimiento? ¿Cuántas veces más deberemos escuchar el discurso fariseo de Rodríguez Zapatero culpando a los demás de su propio fracaso?
 
Abrir la puerta a ETA en las próximas elecciones supondrá invitar a los terroristas a sentarse en la misma mesa que los demócratas. Una decisión que nos aleja del camino de la victoria sobre el terror porque supone la más grave claudicación de la ya larga serie de cesiones protagonizadas por este Gobierno frente a los asesinos. Esta decisión es algo aún peor que un inmenso error, es una puñalada clavada por la espalda a nuestra dignidad democrática. Lo peor no es que el Gobierno no quiera utilizar la capacidad que le otorga el Estado de Derecho para hacer cumplir la Ley de Partidos e impedir a los terroristas presentarse a las elecciones, lo peor es que se quiere engañar de forma descarada a todos los españoles, haciéndoles creer que los terroristas se sentarán en los ayuntamientos a pesar de todos los esfuerzos del Gobierno por impedirlo. Es como si la madre de los cabritillos se hubiera compinchado con el lobo del cuento.
 
La participación de los terroristas en el proceso electoral será la consecuencia más nefasta del proceso de negociación emprendido por Zapatero. Nada había debilitado más a la banda terrorista ni había sembrado mayor división entre sus organizaciones subordinadas que excluirles del juego democrático mientras no abandonaran definitivamente su actividad criminal. Por el contrario, el actual proceso de negociación habrá permitido a ETA no sólo reconstruir su capacidad asesina, como ha denunciado Europol en su último informe sobre el terrorismo, sino que habrá fortalecido a la banda políticamente. Su presencia en los ayuntamientos vascos permitirá a los terroristas volver a financiar su actividad criminal con nuestros impuestos, recuperar su capacidad de acción política y utilizar las instituciones democráticas para destruirlas.
 
La presencia de ETA en las elecciones será además una prueba concluyente de otra gran mentira del Gobierno: el fin del proceso de negociación emprendido por Zapatero con ETA. En realidad, el presidente del Gobierno puede haber suspendido los contactos formales con la banda, pero es evidente el proceso sigue fluyendo por canales subterráneos. Rodríguez Zapatero tiene el convencimiento de que a pesar de su fracaso la negociación es la única vía posible para acabar con el terrorismo. Con esa convicción, el presidente no sólo está dispuesto a rebrotar el proceso en cuanto las circunstancias se lo permitan, sino que quiere crear las mejores condiciones para que un pacto sea posible cuanto antes. La presencia de ETA en las elecciones es al mismo tiempo la exigencia más importante planteada por los terroristas para mantener viva la negociación y la claudicación más peligrosa que podemos hacer los demócratas. 
 
Lamentablemente, cada vez es más obvio que el Gobierno permitirá que ETA esté en las próximas elecciones municipales. Igual que los terroristas siguen hoy representados en el Parlamento vasco a través del PCTV por la inacción del Gobierno de Zapatero, después del 27 de mayo los terroristas podrán volver con la complicidad de ese mismo Gobierno socialista a los Ayuntamientos de los que fueron expulsados gracias a la Ley de Partidos. ETA volverá a los ayuntamientos vascos a pesar de la prohibición expresa de una Ley que Zapatero no se atreve a modificar, a pesar del último atentado mortal de ETA en la T-4 y a pesar de la extorsión y la coacción que la banda sigue practicando cotidianamente en la sociedad vasca. ETA estará en las elecciones por la sencilla razón de que Rodríguez Zapatero no se atreve a hacer frente al lobo. Esa es la puerta que separa la farsa de la tragedia.

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