En la demonización de Sarkozy que ha glosado un diario nacional se ve que la famosa zapaterización de la candidata francesa al Elíseo era cierta. Al menos ha aprendido la principal lección, la del sectarismo y el juego sucio. Pobre mujer. No sé qué distorsiones fatales, fruto de la frontera y del idioma, le hicieron suponer que había virtud y oportunidad en tomar a Rodríguez por modelo. Rodríguez, nada menos, el que mataba las horas y los años del escaño y del engaño y de la falta de redaños imitando a Felí Gonzá (polí corrú) en el bar del Congreso. Más le valiera a Ségo haberse mirado en el inconsciente –pero genuino– modelo del modelo. Es decir, en Cantinflas. Sabía el sevillano, de algún modo intuitivo y premonitorio, que su futuro más esplendoroso –o al menos más holgado– pasaba por México.
Si conocieran los franceses el concepto de nación del presidente del Gobierno español, si tuvieran alguna idea de lo que está haciéndonos al respecto de eso que un poco tontamente se ha dado en llamar "la cuestión territorial", si pudieran medir la distancia entre su centralismo jacobino, mayoritariamente deseado, y esto de aquí, ¡pronto iban a verle la gracia los vecinos a la zapaterización de su candidata presidencial!
El que tampoco se ha enterado de lo que va de Madrid a París es esa calamidad separatista con coche oficial que un día calificó la rojigualda de "bandera del enemigo" y que, por purito odio, hoy llama a boicotear el aeropuerto de Barajas en favor de París. Pagaría por ver a Huguet súbitamente convertido en francés, sometiendo sus escupitajos de conseller poseso a la consideración de una opinión pública como aquella. A él y al resto de los que babean de admiración, por ejemplo, con la historia de las andanzas de un grupo terrorista. Pues nada, que París parece ser un modelo de capital para ERC. Ojalá se cumplieran sus deseos.
Pero para modelo, lo que se dice modelo, el que tienen los progres españoles de la subvención y de la agit prop y de los prejuicios y de la superioridad moral en la organización ATTAC, impulsada por Ignacio Ramonet y animada por José Bové. Será que nombres y apellidos tan españoles facilitan las cosas, y por eso se organiza la plural vesania patria a imagen y semejanza del frente antiliberal donde habita la mitad de la destetada clientela del PCF. (La otra mitad está con Le Pen.) Simulan que defienden a los desfavorecidos del planeta (¡Otro mundo es posible! –lloriquean violentos) mientras sirven con frialdad y cálculo al lobby agrícola casero. Gran acierto, y diabólico: hacer ver que trabajan en beneficio de sus víctimas, que en este caso son los países "en desarrollo". Todo muy francés, o muy español, que ya no sé.