Cuando se analiza la realidad política, es conveniente separar las palabras de los hechos, porque no es excesivamente frecuente que ambos coincidan. Muchos políticos consideran que pueden decir lo que quieran, que si lo hacen con suficiente convicción nadie pondrá la mirada en los hechos que desmienten sus palabras, especialmente si cuentan con artillería mediática suficiente como para ocultarlos entre el ruido. Zapatero es, sin duda, el más avezado experto en esa técnica.
Así pues, nos siguen contando que el proceso de rendición ante la banda terrorista ETA está roto. Sin embargo, los hechos dicen todo lo contrario. Parece que Batasuna volverá a estar en las elecciones con un truco similar al del PCTV, empleando una organización inscrita antes de la Ley de Partidos de 2003, y contando con la inacción de Fiscalía y Abogacía del Estado, en manos del Gobierno del PSOE. Por mucho que nos quieran vender, con palabras, que ETA no estará en las elecciones y que no se va a hacer ninguna concesión, los hechos apuntan, por el momento, hacia la dirección opuesta. Eso sí, nos lo intentarán vender con un hermoso lacito, como hicieron con los batasunos de las tierras vascas.
Del mismo modo se nos dijo que no se cedía al chantaje del sanguinario De Juana Chaos, pero ahora el etarra con más asesinatos a sus espaldas puede pasear con su novia por San Sebastián e ir de compras. Bajo la excusa de acudir a consultas médicas, excusa curiosa cuando está en un hospital. Bermejo nos asegura que el Gobierno no tiene nada que ver con esta situación. Pero fue el Gobierno quien cambió el régimen penitenciario del etarra mientras éste lo chantajeaba por medio de una huelga de hambre. Sin aquella decisión, hoy De Juana no podría burlarse del Estado de Derecho como lo hace. Las excusas proferidas por el Gobierno no pueden ni deben ocultar ese hecho objetivo.
Patxi López y Rodolfo Ares han dado otro ejemplo de ese intento de ocultar los hechos con palabras. Lo han hecho, esta vez, delante de un juez. La famosa foto en la que volvieron a dar rango de interlocutor político a Batasuna la pretenden ahora ocultar con la peregrina excusa de que ignoraban que Otegi, Etxeberria o Dañobeitia fueran dirigentes de esa organización porque, al ser ilegal, no podía existir. Y ETA es ilegal, y nadie duda de su existencia. O Al Qaeda, si nos ponemos. Aparte de la cobardía de negarse a aceptar las consecuencias de sus repugnantes actos, nuevamente destaca el intento de ocultar con palabras los hechos que indudablemente cometieron, aunque sea un intento, en este caso, particularmente torpe.
Desde que se inició el infame proceso de rendición, se nos han estado diciendo muchas cosas para convencernos de que lo blanco es negro y lo negro, blanco. Para evitar la confusión, no hay nada mejor que olvidarnos de las palabras pronunciadas por tantos mentirosos patológicos y centrarnos en lo que hacen para poder vislumbrar cuál es el verdadero estado del proceso de rendición. Sí, ese que dicen que está roto. Dicen.