No contento con el adoctrinamiento ideológico de la nueva asignatura obligatoria "Educación para la Ciudadanía", el Gobierno de Zapatero ha decidido reducir el nivel de exigencia educativa con una reforma por la que los alumnos de Primero de Bachillerato que hayan superado más de la mitad de las materias no tengan que repetir el curso en su totalidad.
Dicha reforma no sólo supone un lastre para el resto de estudiantes que sí han demostrado esfuerzo y capacitación para pasar de curso, sino también un flaco favor a los malos alumnos, que no van a dejar de serlo por el hecho de poder cursar sin preparación el segundo curso teniendo que repetir casi la mitad de las asignaturas del curso anterior.
En lugar de promocionar la exigencia y la excelencia, el Gobierno practica un igualitarismo que iguala por abajo y que degrada el sistema educativo al nivel de mero espejismo, en el que las oportunidades ya no están labradas en el esfuerzo que exige toda buena formación educativa.
Para colmo, el Gobierno también ha anunciado una nueva asignatura "Ciencias para el Mundo Contemporáneo", con la confesa intención de "reducir el peso de la cultura humanística", y cuyos contenidos –nos tememos– sean el presunto complemento "científico" al adoctrinamiento ideológico de "Educación para la Ciudadanía". El previsible resultado serán jóvenes peor preparados, pero mucho más sensibles –eso sí– a la propaganda política.