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EDITORIAL

Zaplana, Gallardón y la rabieta de Polanco

Como todas las cosas que se hacen deprisa, corriendo y de mala manera a los empleados de Polanco la jugada les ha salido mal por partida doble

Pocas veces el grupo Prisa había hecho tanto el ridículo durante tanto tiempo como en estos últimos días de marzo. La campaña contra el PP desatada por el mismo Jesús Polanco la semana pasada se ha cobrado ya dos víctimas con nombres y apellidos. La primera el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, con quien la redacción de la cadena SER ha creado una noticia falsa de las de antología. Como las amenazas del patrón a su favorito en el PP no han funcionado, alguien en la emisora de Polanco ha creído conveniente montar una entrevista que nunca existió para matar dos pájaros de un tiro, a saber: anunciar a los cuatro vientos que Gallardón ha roto el "bloqueo" impuesto por Génova, y poner al alcalde en un brete difícil de sortear.

Como todas las cosas que se hacen deprisa, corriendo y de mala manera a los empleados de Polanco la jugada les ha salido mal por partida doble. Por un lado la prensa independiente ha descubierto la mentira y ha denunciado la patraña ante la opinión pública; y por otro, Gallardón no ha hecho ni intención de romper el boicot decretado por Rajoy. En los tiempos que corren la mentira no sale tan barata como hace unos años pero sigue teniendo parte del eco que los medios de Polanco buscan. Y es que, a pesar de todo, de la pataleta y de los embustes continuados, las batallas que emprende Prisa poseen una erótica irresistible para muchos medios de comunicación que nada deben a Polanco. Ha sido ponerse El País y la SER a criticar al PP y muchos le han seguido en tromba, por si acaso a su dueño le da por mirar hacia otro lado.

La segunda estrella invitada de la campaña polanquista ha sido Eduardo Zaplana, un clásico en lo que a insidias prisaicas se refiere. En un completo informe, el diario El País ha "desvelado" que el líder popular hizo regalos pagados con dinero público durante su etapa al frente del Ministerio de Trabajo. En esto les ha pasado lo mismo que con Gallardón, que se coge antes que a un embustero que a un cojo. Presionados por la rabieta del jefe, los redactores se han puesto a mentir apresuradamente y, como es lógico, han cometido algún que otro error de esos que sonrojaría a cualquier periodista. Han denunciado, por ejemplo, que Zaplana envió regalos a su madre, algo que parecería bastante verosímil si no fuera porque la madre del diputado popular falleció en 1966, hace 40 años, más o menos por la misma época en que Jesús Polanco empezó a acumular fortuna a la generosa sombra de los jerarcas franquistas.

Dejando a un lado intoxicaciones que merecen un lugar de honor en el historial periodístico del grupo Prisa junto a los "suicidas del 11-M" o al "nieto de la hermana de la madre del suegro", si es cierto que Zaplana malversó cuando era ministro lo que cabe preguntarse es porque su sucesor, Jesús Caldera, ha tardado tanto en hacerlo público y lo ha hecho a través de un periódico. A esto, sin embargo, sospechamos que Caldera no va a responder, y Polanco tampoco.

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