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Ignacio Villa

Del estiércol a la derecha extrema

Estos son los que piensan que echar estiércol a las sedes del PP es un gesto de pluralismo y concordia, mientras que manifestarse contra la excarcelación del etarra De Juana Chaos es propio de la derecha extrema.

En ningún momento de la actual legislatura ha estado tan nervioso el PSOE. Ha cundido el pánico al observar el fuerte deterioro político que está sufriendo por la decisión del Gobierno de excarcelar al etarra De Juana Chaos. Ante la incapacidad de defender la decisión con argumentos de peso, porque no los hay, los socialistas han vuelto a utilizar su estrategia habitual en estos casos, que no es otra que el insulto, la descalificación y la mentira.

Para empezar, y como réplica ante la manifestación convocada para el sábado 10 de marzo por el Partido Popular, los socialistas han sacado listas de presos etarras excarcelados por Aznar y hasta han llegado a afirmar, por boca de Felipe González, que el Gobierno del PP negoció con ETA para intentar evitar el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Sabíamos ya de la mezquindad, la ruindad y la falsedad de Pepe Blanco y los suyos, pero está visto que siempre son capaces de superarse. Lo que resulta más incomprensible es su continua torpeza.

Y es que, por más que Rodríguez Zapatero vuelva la mirada  hacia el pasado, no puede encontrar precedente alguno a lo que ha hecho si no es cambiando los datos y mintiendo. El presidente del Gobierno sabe perfectamente que puede contar las batallitas que quiera, que el coro de palmeros mediáticos del que disfruta le aplaudirá y repetirá lo que diga aunque sea falso. De hecho, puestos a hablar de fantasma del pasado siempre nos quedan los GAL, una historia que de algo le ha de sonar al actual ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Aznar no cedió al chantaje de ETA cuando secuestro a Miguel Ángel Blanco. El director de El Mundo intentó sin éxito que un antiguo dirigente etarra preso en Francia, que había devenido en crítico con la banda y con la violencia que ésta ejercía, hiciera un llamamiento para evitar el asesinato. El Gobierno se limitó a acelerar el papeleo que permitiera la visita de la abogada que debía gestionar el asunto, sin prometerle nunca nada a un terrorista convicto y confeso aunque, al contrario que De Juana, arrepentido. En cuanto a las excarcelaciones, fueron presos con enfermedades terminales que, en la mayoría de los casos, murieron al poco de salir de la cárcel.

Zapatero, en cambio, ha cedido miserablemente al chantaje de los terroristas ante la huelga del sanguinario De Juana Chaos. La diferencia está tan clara que, además de estas acusaciones falsas y manipuladas, la reacción ante la manifestación convocada por el Partido Popular ha consistido en calificarle de extrema derecha, de derecha rancia, de la España del aguilucho y demás sandeces. Los socialistas siempre incrementan sus insultos cuando están nerviosos y se sienten amenazados. Pero cabe responderles que quienes llenaban de estiércol las sedes del PP durante la guerra de Irak y violaron el día de reflexión el 13 de marzo no pueden pretender darnos lecciones a los demás. Y es que en estos años han demostrado que no son capaces de ir más allá de la exclusión y el pensamiento único.

El Gobierno se presenta tres años después de las elecciones con un nivel de deterioro muy grande, muy alejado de los intereses de los ciudadanos y habiendo perdido la calle. Estos son los que piensan que echar estiércol a las sedes del PP es un gesto de pluralismo y concordia, mientras que manifestarse contra la excarcelación del etarra De Juana Chaos es propio de la derecha extrema. Habrá por tanto que esperar de ellos lo peor, pues su reacción será la de un animal infectado de rabia.

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