El "proceso de paz" es un conjunto de indignidades y violaciones de las normas del juego democrático y constitucional. La cesión al chantaje de De Juana Chaos es un elemento más de esa negociación. Un error histórico, cuyas consecuencias son múltiples.
Para empezar, ETA, y por extensión todos los terrorismos, han aprendido que se puede chantajear fácilmente al Gobierno español (¿Si Al Zawahiri se pone en huelga de hambre tendremos que ceder Córdoba a Al Qaeda?). Y ya ni siquiera con secuestros como el de Miguel Ángel Blanco, que encontró la fortaleza del Gobierno Aznar, la condena universal e incluso del mundo nacionalista. Ahora, en cambio, ejercido el chantaje en carne propia, y en marcha la segunda transición, han conseguido todo lo contrario: el apoyo incondicional de los nacionalistas y la cesión del Gobierno.
Por otro lado, la introducción de las condiciones penitenciarias de De Juana Chaos como parte de la negociación política del gobierno con ETA-Batasuna, ha convertido a los asesinos encarcelados en presos políticos. Es decir, se ha aceptado que el terrorismo tiene una justificación política y que, por tanto, el asesinato es un acto político, la extorsión una especie de cuota sindical, y las amenazas la mera expresión de una opinión.
En tercer lugar, el mensaje que lanza el Gobierno español es que en este país se pueden plantear y conseguir objetivos políticos a través de la violencia. Y la prueba es que el mundo etarra manifiesta que ha conseguido un éxito histórico. La imagen es la de un Gobierno democrático al que se le puede acorralar por "razones humanitarias" ante unos asesinos que no se arrepienten ni piden perdón. Dada esta actitud del Gobierno Zapatero, De Juana Chaos no va a dejar la huelga de hambre, porque viva o muera ETA-Batasuna sabe que vence, y que este Ejecutivo, y con él nosotros, perdemos.
Los medios de comunicación afines al Gobierno han apoyado la cesión al chantaje, mostrando que la opinión pública española, al menos en una parte, es moldeable al discurso terrorista. Y los etarras saben que esos medios, como el Gobierno, están más interesados en la denigración del PP que en la censura del "proceso". De esta manera, han recordado las excarcelaciones y acercamientos durante el Gobierno Aznar. Lo que no mencionan es que aquellas decisiones no respondieron a un chantaje ni a una rendición.
A partir de ahora, ¿qué? ¿Cómo responderá la sociedad española? ¿Habrá una rebelión cívica, de protesta general similar a la del espíritu de Ermua? No, al menos general. ¿Qué emitían las grandes televisiones mientras comparecía Rubalcaba? Pues el trascendental testimonio de una mujer con hongos en sus partes (TVE1), anuncios de milagrosas fajas reductoras (La 2), una reyerta entre gitanos (Telecinco), y los rumores sobre la huelga de hambre de... Julián Muñoz (Cuatro). Todo un síntoma.