Después de conocer la decisión del Tribunal Supremo de reducir la pena del etarra De Juana Chaos muy por debajo, incluso, de las previsiones más benévolas con el etarra, sólo queda una pregunta por hacer: ¿y ahora qué? ¿Qué más hace falta para humillarse ante los terroristas? Esta rebaja tan llamativa certifica de forma absoluta que el proceso de rendición sigue en marcha tras ese parón pasajero que fue el atentado de Barajas. Rodríguez Zapatero, con tal de mantenerlo vivo, es capaz de cualquier cosa, de cualquier gesto de sumisión y aceptación de las exigencias terroristas.
Desde hace días, el Gobierno está sometiendo al poder judicial a la máxima presión de la que es capaz para que la pena de De Juana Chaos sea reducida; el último en aparecer en escena ha sido el presidente del Senado, Javier Rojo, que ha estirado un poco más la cuerda hablado de desproporción en la pena, dinamitando así el papel institucional que debería guardar todo presidente de la Cámara Alta. Pero como buen socialista, las instituciones le importan poco; lo único que cuenta es emplear todos los medios a su alcance para alcanzar su objetivo.
Un claro ejemplo de esa voluntad de utilizar todo lo que encuentren ha sido la denuncia que el secretario de organización del PSOE, José Blanco, ha puesto ante la Audiencia Nacional por una grabación –que curiosamente sólo tenía la SER– de la manifestación del Foro Ermua donde se hacia una chirigota contra él. Incluso alguien como Pedraz se ha visto obligado a rechazar la demanda, puesto que la acusación de "apología del terrorismo" no tenía ningún sentido. El Foro Ermua sospecha incluso que esa tonadilla que nadie escuchó más que el Grupo Prisa podría no haberse producido en la manifestación, pues en la grabación está sospechosamente ausente el ruido de fondo natural en una marcha tan numerosa y apretada. No es más que un episodio más de esa larga serie que inauguraron los terroristas suicidas del 11-M y que continuó con la persecución de dos militantes del PP por estar a cinco metros de José Bono en una manifestación y con los insultos que el propio Blanco o López Garrido sometieron a un enfermo de polio por acudir en silla de ruedas a una manifestación de la AVT. Por cierto, distinguidos portavoces socialistas, aún estamos esperando que pidan disculpas.
La imagen del PSOE y del Gobierno es patética. Mientras le abren la puerta de la cárcel a De Juana Chaos, se entretienen en denuncias contra los que defienden a las víctimas del terrorismo y luchan por la libertad. Esa es la desfachatez de un Gobierno desquiciado. Hasta tal extremo son capaces de llegar, que no sería raro que el numerito de Blanco fuera un patético intento de desviar la atención sobre De Juana Chaos. Para los socialistas, todo vale.