El asesinato del cineasta Theo van Gogh, el exilio a Estados Unidos de la amenazada diputada holandesa de origen somalí Ayaan Hirsi Ali, las vandálicas y criminales reacciones contra el Papa por su invocación a la libertad y tolerancia religiosa, las no menos alarmantes y salvajes reacciones ante las viñetas de Mahoma publicadas en Dinamarca o ante una ópera de Mozart que tuvo que ser cancelada en Alemania son sólo algunas muestras de la gravísima amenaza que para la tolerancia, la libertad y la seguridad en Europa constituye el islamismo.
Pues bien. El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, durante la presentación en Viena de las líneas generales de la presidencia española de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa durante 2007, ha anunciado una conferencia que se celebrará en Córdoba durante el segundo semestre, destinada a tratar "la alarmante intolerancia hacia el mundo musulmán".
Sólo podemos añadir que lo de la intolerancia, no del mundo musulmán, sino hacia el mundo musulmán no ha sido un "lapsus" de Moratinos, sino uno más de sus conocidos desatinos; una muestra más de la distorsión de la realidad y del lenguaje de este gobierno que está constituyendo una auténtica pesadilla orwelliana.