Lo suyo, lo indicado, lo progre es acusar a los detractores del "proceso" de alegrarse por el atentado de Barajas. Como en la viñeta nauseabunda del Avui y en las palabritas taimadas de Iceta. Está en el aire. Veremos a muchos aferrarse al nuevo clavo ardiente. Clavo que viene oxidado, presto a infectar el tétanos de la inmoralidad a los pocos incondicionales del presidente-pásalo que se habían librado. El absurdo debió quedar desenmascarado años ha, cuando un ser de la SER escupió la más fúnebre ocurrencia: Lluch habría dialogado con quienes le dispararon. ¿Costaba tanto comprender que con un tiro en la nuca se hace difícil tomar la palabra?
A otros no les impresiona el tétanos porque están muy familiarizados con Tánatos. Es la parte de la progresía que no ha de disimular. Haga lo que haga la ETA, siempre confirmará la necesidad de darle lo que pide: si no mata, porque no mata; si sigue matando, para que no lo haga más. No hay que estudiarlos demasiado; constátese simplemente de qué lado están, cuáles son los intereses que defienden. A cualquier precio.
En la escala progre caben otros grados. Los que parecían más civilizados se van a manifestar sin perder tiempo por el diálogo. No aprenden nunca. Otros quedaron asilvestrados sin remedio en sus años feroces, pero sus actuales privilegios les vetan el placer de un acto último de sinceridad: "estamos con la ETA". ¡Ahhh! Venga, hombre, si ya casi lo habéis dicho: la ETA ha puesto más de su parte que el gobierno (Por cierto, ¿más qué?). Tal como están las cosas, la sinceridad no ha de poner en peligro vuestros escaños y consejerías, vuestros coches oficiales y títulos falsos. Soltadlo de una vez, que vais a reventar: el atentado no buscaba víctimas, se avisó con tiempo de sobra. Qué buena es la ETA. Ya está. ¿Más tranquilos?
Asombra comprobar cómo un histórico del nacionalismo vasco retrata la situación con mayor realismo que ningún otro político: Anasagasti en El Mundo. El mismo diario que trae la crónica dominical e implacable de los hechos, que dibuja al loco del cocodrilo, que apura los argumentos para comunicarnos finalmente... que Rodríguez tiene buenas intenciones, y buscar su derrota electoral no es de recibo. ¿Cómo hay que derrotarlo pues? Será que no hay que derrotarlo, para que pueda seguir metiendo gente en las fauces de su mascota.
Qué pintarán aquí las intenciones cuando se han desgranado los hechos desnudos que han llevado a la ETA del pabellón de terminales a la final olímpica del crimen, con renovadas armas y bagajes. ¡Buenas intenciones! Y si así fuera, ¿qué cambia?