Por desgracia, hay una derecha "laicista" que no sabe lo que nos jugamos en el ataque del PSOE a la aconfesionalidad del Estado. Si fuera consciente del problema, ya habría convocado cien reuniones para contestar el documento del PSOE sobre la "laicidad" de la Constitución española. Puede que la derecha viva feliz engañándose con falsos agnosticismos y peores religiones privatistas, pero recuerde que no ha habido proyecto totalitario en el siglo XX que no haya tenido como primer objetivo terminar con la libertad religiosa. El comunismo y el fascismo son paradigmáticos de este ataque a la religión. Las formas derivadas de esos totalitarismos tampoco han renunciado a ese ataque a la libertad religiosa, que proceden de tiempos de la revolución francesa. Tampoco los diferentes intentos por implantar una república socialista en España, durante los años treinta, renunciaron a eliminar la libertad religiosa. Por el contrario, fue la pieza maestra para implantar el terror revolucionario y, posteriormente, la llegada de la guerra civil.
El ataque a la religión, bajo el pretexto de una aparente secularización, es una constante de todos los procesos revolucionarios; por fortuna, la filosofía política más avanzada de nuestra época nos ha mostrado los complejos mecanismos que llevan a los hombres a sustituir las genuinas formas religiosas por una "religión de la razón". Confiscar, sí, la libertad religiosa para revestirse con sus poderes es el principal objetivo de todos los totalitarismos del pasado siglo y del nuevo. Muchas corrientes de la derecha liberal, indirectamente, han contribuido a profundizar en esta patología, porque han creído que se terminaba con el problema reduciendo la religión al ámbito privado. Falso.
En este contexto de falsa secularización, privatismo religioso y mala asunción de una tradición católica española, que mejor que peor ha vertebrado culturalmente España y la ha hecho inteligible, tenemos que analizar el manifiesto del PSOE: "Constitución, Laicidad y Educación". Nadie lo tome a broma. La cosa es seria. Ese documento quiere arrinconar, definitivamente, lo que es la más importante tradición española, el catolicismo. Arremeter contra ella es, pues, una manera de cuestionar la democracia, porque la tradición católica está recogida en nuestra Constitución. El documento del PSOE es, definitivamente, antidemocrático, porque no está dispuesto a aceptar la Constitución, o sea, la laicidaddel Estado o lo que otros llaman la aconfesionalidad del Estado.
El verdadero núcleo del problema es que el PSOE quiere imponer una religión de Estado sin respetar confesiones y libertades religiosas. Por supuesto, los analfabetos "intelectuales" españoles, que han oído campanas sobre la necesidad de secularización de una sociedad para llevar a cabo un proyecto democrático, no prestarán demasiada atención al documento del PSOE, o peor, apoyarán con su silencio el ataque del PSOE a la libertad religiosa. A la libertad. Por este camino, la cosa está fea. Y, una vez más, habrá que confiar en la inteligencia de la Iglesia católica para defender las libertades. A falta de mayores reflexiones en los ámbitos de la derecha democrática, escéptica y retraída en este asunto hasta límites bochornosos, confiemos en que la Iglesia católica estudie y conteste con rigor democrático el documento publicado por el PSOE sobre la vinculación entre el laicismo y Constitución. Estoy convencido de que la calidad de la democracia española dependerá, en buena medida, de la respuesta que ofrezca la Iglesia católica a ese documento.