La ausencia del ministro de Interior francés Sarkozy vació de contenido una cumbre hispano-francesa que tenía como principal asunto a tratar a la banda terrorista ETA. De modo que Zapatero improvisó un "plan de paz" para Oriente Medio; se ve que lo de España es tan sencillo y está tan bien encaminado que, evidentemente, ZP sabía que debía ser generoso y exportar su ansia infinita de paz al extranjero. Ya hizo una improvisación semejante camino de la ONU, y como en Nueva York cualquier tontería es bien recibida siempre que sea antiamericana, el mismo padre de Kojo Annan celebró la ocurrencia de la "Alianza de Civilizaciones". Sin embargo, Israel es un país serio y no tardaron en llover las críticas a la propuesta, ay, española.
Pero no cabe duda de que por fin la propuesta de Zapatero y Moratinos ha encontrado el suelo fértil que buscaba. Si ya los terroristas de Irak celebraron nuestra retirada y los de Hezbolá alabaron las condenas inmediatas a Israel –con kefiya incluida– tras la respuesta militar al asesinato y secuestro de sus soldados por los terroristas, ahora es Hamás quien ha apreciado en su justa medida el "plan de paz" de Zapatero. Y lo ha hecho en los términos más apropiados y correctos en los que se puede evaluar todas las iniciativas de ese tipo que han surgido hasta ahora de este Gobierno: "por fin la intifada ha dado sus frutos".
Con Zapatero, todo terrorismo parece dar sus frutos. Los da, desde luego, el de ETA, que ha logrado internacionalizar el "conflicto", que un presidente español reconozca el derecho de autodeterminación, que el PSOE haya destruido el Pacto Antiterrorista y que se haya desandado todo el camino recorrido estos años en la lucha contra la banda. Los da el terrorismo palestino, que a cambio de matar transeúntes y viajeros de autobús consigue que se atiendas sus reivindicaciones. Y, sean quienes hayan sido los autores, todas las hipótesis apuntan a que también consiguieron sus frutos los asesinos del 11-M.
Zapatero es alabado por ETA y criticado por el PP. Del mismo modo, es bien recibido por Hamás y despreciado por Israel. Si hay algo de lo que puede presumir, es de coherencia.