Zapatero ha conseguido ya que la unidad nacional sea una quimera para la agenda política de una democracia nominal. Pero todavía hay gentes que preguntan si este individuo nos llevará a la ruina democrática. Ingenuos. Zapatero está consiguiendo sus planes. Zapatero aguanta, vence y domina a sus adversarios. Por eso, precisamente, puede permitirse el lujo de decir que seguirá negociando con ETA por encima de todo. Por encima de la ley. Por encima de las víctimas. Por encima de la oposición. Esa es la noticia. El escándalo político. Pero la prensa del domingo se engaña inútilmente, cuando resalta los enfrentamientos surgidos en el Comité Federal del PSOE por la cuestión del reparto del agua entre comunidades autónomas y por la candidatura de Sebastián al ayuntamiento de Madrid.
Todo eso son ruidos para ocultar que todos los militantes del PSOE son una piña ante su jefe. Más aún, para esta gente el partido está antes que la nación y la democracia. España para este partido sólo es un territorio para administrar con criterios de mala ingeniería política. En este punto las declaraciones de Mayor Oreja son significativas del cambio cualitativo que ese partido ha dado en su negociación con ETA, en realidad, en su relación con la democracia. Ha dicho con claridad que el Gobierno no negocia la paz con ETA. Ojalá. Sólo negocian el poder. Tiene toda la razón. Hace tiempo que lo viene haciendo.
Es, por otro lado, la única "estrategia" del Gobierno desde que llegó al poder. Sin embargo, mucha gente se engaña al enjuiciar las pretensiones de Zapatero. Se entretienen y pierden el tiempo desconsiderándolo intelectual y políticamente, entre otras razones, porque le aplican a su conducta criterios de racionalidad moral. Por aquí es imposible juzgar a Zapatero y su Gobierno. Para el socialismo español todo es cuestión de poder. Ya ni siquiera hablan de ideales democráticos sino de satisfacer las demandas más irracionales. No importa el precio para alcanzar un acuerdo con ETA, si eso le sirve para tener un trozo de poder en una España rota.
Su pacto de hierro con el nacionalismo no tiene ninguna base ideológica. Su diseño de una nación "plurinacionalista" es un delirio carente de cualquier apoyo moral. Todo es una estrategia brutal de poder. De conquista y mantenimiento del poder, sí, hasta poner en cuestión la nación primero, y todo el sistema democrático después. Cualquier cosa es posible para Zapatero si lo mantiene en el poder. No hay más. Y lo grave, lo trágico, es que lo está consiguiendo, porque la sociedad está adormecida, engañada y pastoreada por unos medios de comunicación afines al poder.
Ese será el triste contexto que servirá a Zapatero para anunciar, en diciembre, que rompe la negociación con ETA. Falso. Seguirá negociando el poder secretamente, porque hasta la ruptura de relaciones con ETA está pactada con los criminales, pero el anuncio de ruptura le servirá para recuperarse electoralmente.