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Jorge Vilches

Amigos del dictador

"Hay petróleo, y es por el bien de las empresas españolas". ¿De dónde han sacado este argumento? ¿Del decálogo izquierdista contra la guerra de Irak y el imperialismo yanqui?

Vi, por casualidad, el debate entre los tres candidatos socialistas franceses a la presidencia de la República. El nivel argumentativo fue muy bajo, y la retórica demagógica del socialismo ciudadano brilló a gran altura. No aprendí mucho, pero me sentí muy europeo: por fin los políticos españoles eran como los del resto de Europa.

Es una igualdad que se puede seguir con especial facilidad en lo que se refiere al tratamiento que los políticos europeos dan a las dictaduras. Y uno podría pensar que tras el derrumbe del bloque comunista, la Europa democrática habría aprendido la lección. O que después de la vergonzosa división e inacción ante la dictadura serbia, que llevó el genocidio a uno de los rincones de Europa, alguna enseñanza podrían haberse sacado. Que los políticos, y la "gente de la cultura", habrían entendido que la libertad no es el fin, sino el medio, y que hay que defenderla dentro y fuera de nuestras fronteras. Porque cuántas personas aplauden a un Chávez para Venezuela, pero no lo soportarían en su propio país.

La foto con Obiang ha retratado a mucha gente. Primero, a aquellos que sostenían su discurso izquierdista en la crítica a la "foto de las Azores", y que alguno enlazaba con la del abrazo entre Franco y Eisenhower. Segundo, a los que culparon a las democracias occidentales de la continuidad del dictador Franco, por su indiferencia o connivencia. Tercero, a los que denunciaron las amistades dictatoriales de Zapatero, pero no han dudado en entrevistarse personalmente con el golpista Obiang, reportaje televisivo incluido.

Pero quizá lo más descarado sea la argumentación que algunas personas del "centro derecha" han exhibido para justificar el mantenimiento de relaciones con la Guinea de Teodoro Obiang. "Hay petróleo, y es por el bien de las empresas españolas". ¿De dónde han sacado este argumento? ¿Del decálogo izquierdista contra la guerra de Irak y el imperialismo yanqui? Ahora resulta que es verdad, que las potencias democráticas hacen política exterior por el petróleo, que el precio de la libertad son los barriles de crudo. Claro, Guantánamo es un crimen, por supuesto, y Abu Ghraib, pero sí se puede recibir al carcelero guineano.

No faltara el intelectual orgánico del "centro derecha" que quede muy molesto por esta crítica, sobre todo esos que denunciaron a los nacionalistas catalanes por no defender la libertad ni la democracia, sino "la patria" (¡Anda! ¡Cómo con Obiang!). Y argüirán, con la ingenuidad enhiesta que vaticina una larga oposición, que el gabinete de prensa del gobierno llamó a Génova para que recibieran a Teodoro Obiang, y que un alto sentido de Estado les impuso el trago. Pero es igual, son hombres de partido, capaces, no sé yo, de retirarme la palabra y no "ajuntarme" nunca más. Liberales con consignas estalinistas. Sólo nos falta que Luis Aragonés les llame a la selección.

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