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Ignacio Villa

La alianza del 11-M

La única "incitación a la venganza" que tuvo lugar aquellos días fue dirigida contra el Gobierno y, vista su negativa a condenarla, contó con el beneplácito de Zapatero.

La presentación en Estambul del informe final de la Alianza de Civilizaciones ha servido para poder contemplar con nitidez la radiografía de esta iniciativa de Zapatero, sobre la que se muestra entusiasmado pero que explica cada vez peor y con discursos que, si bien desde el principio estuvieron vacíos de realismo, ahora también lo están de contenido. En el de este lunes, el presidente del Gobierno se ha delatado, y lo ha hecho de una manera muy perjudicial para sus intereses partidistas.

Ha dicho Zapatero que España es un ejemplo mundial para la Alianza de Civilizaciones porque el ansia de paz de los españoles consiguió que no tuviera éxito "la incitación a la venganza" que hicieran algunos después de los atentados de Madrid del 11-M. Cabría exigir, como a cualquier otro jefe de Ejecutivo, que cuando apunte y acuse ponga nombres y apellidos sobre la mesa. No parece que sea de recibo que tire la piedra y esconda la mano. Pero además hay que preguntar a Zapatero a qué venganza se refiere, puesto que nadie en España ha visto ni sentido semejante "incitación".

La única "incitación a la venganza" que tuvo lugar aquellos días fue dirigida contra el Gobierno y, vista su negativa a condenarla, contó con el beneplácito de Zapatero, aunque es cierto que la mayoría de los españoles no la secundó, aunque algunos políticos populares agredidos pueden testificar que hubo excepciones. Habría mucho que preguntar sobre dicha incitación. Nadie ha podido justificar el hecho de que en la calle Ferraz se recibiera la información policial antes que en el Ministerio del Interior. Se sigue sin saber donde están los terroristas suicidas de la SER, envueltos en calzoncillos. También nos gustaría que Zapatero aclarase sobre quién ordenó a Pérez Rubalcaba que rompiera el día de reflexión. Además, claro, de que nadie sensato se cree que las manifestaciones contra las sedes del PP el 13 de marzo fueran "espontáneas". ¿Quién diseño, en definitiva, el golpe mediático de aquellos días?

Zapatero, con la excusa de la Alianza de Civilizaciones, ha terminado hablando de lo que realmente le preocupa: el 11 de marzo. Sabe que su victoria electoral se produjo después de unos atentados terroristas especialmente terribles, y de la violación de la jornada de reflexión. Sabe que le aupó al gobierno la manipulación del ansia de saber la verdad de los españoles, y que su negativa a investigar la autoría de los atentados ha lastrado toda esta legislatura.

Aunque ciertamente semejante afán por ocultar la verdad no resulta sorprendente. En el documento final de la Alianza de Civilizaciones presentado en Estambul se pide la autocensura en los medios de comunicación para que dicha alianza sea eficaz. Con esta concepción de la libertad y de la democracia, no resulta extraño que Zapatero y su gobierno no quieran investigar lo ocurrido el 11-M.

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