Los fabricantes de ácido bórico ya pueden darles las gracias al gobierno y a sus periódicos de cabecera. Seguro que las ventas del producto van a subir. Sobre todo entre los lectores de El País. Después de leer sus reportajes, la pregunta que emerge no es para qué tenían el ácido unos etarras y un implicado en el 11-M, sino cómo hemos podido prescindir usted y yo de tan útil sustancia. En la cocina y en el baño, no puede faltar. Y no se impacienten: la cloratita está en estudio. Ya veremos. Pero, de momento, no perdamos un minuto más. Vayamos a la ferretería a por la imprescindible bolsa de ácido. Que si matar cucarachas, que si desinfectar la piel y los "órganos íntimos" (sic), que si combatir el malhadado olor de pies. La publicidad del periódico, astutamente presentada como información, no puede ser más convincente. Además, no vamos a ser menos que los terroristas. Menos limpios, quiero decir. Si ellos se preocupan tanto de su higiene como se deduce del reportaje, ¿a qué esperamos? Aunque, en fin, bueno sería que dieran ejemplo y adquirieran este Mister Bórico, que desbancará al otro, para el botiquín de El País.
Siguiendo las revelaciones de ese periódico, hemos de concluir que los de ETA y el del 11-M eran muy limpios, sí, pero un pelín descuidados. Qué digo un pelín. Una gran cantidad de pelos es lo que se encontró mezclado con el bórico en el piso franco, según cuenta el mismo diario, que con su habitual discreción elude elaborar sobre el tipo de cabellos. Y no digamos más, que eso debe de estar bajo secreto de sumario. Lo que sí podemos decir es que el canto de El País a las virtudes higiénicas del bórico es muy bueno, y hasta divertido, pero no responde en modo alguno a la cuestión relevante: por qué los superiores de los peritos falsificaron su informe. Por qué la alusión a ETA que llevaba causó revuelo y fue suprimida, llegándose a aplicar el tippex al registro. Por qué la policía científica, en un caso de terrorismo, debía silenciar que el bórico sirve para enmascarar explosivos. Y por qué el juez no debía de saber que terroristas de ETA y del 11-M guardaban la misma sustancia.
Ah, los jueces, Prisa y el PSOE. Mucho matagérmenes necesitarán para eliminar las suciedades. Que quienes lincharon al juez Marino Barbero, hasta que el pobre murió, y a Liaño, hasta que lo echaron, que quienes le han sacado tarjeta roja a Del Olmo y han presionado a Marlaska hablen del respeto a la Justicia y a los jueces sólo corrobora su indecencia estructural y su desvergüenza para pasearla en público. Cuando los mismos que persiguieron con saña a Liaño, y no lo mencionan nunca sin agregarle el adjetivo "prevaricador" se destapan con una encendida defensa de Garzón y dicen que nunca se había acusado de prevaricar a un juez de una manera tan clara, hay que encargar, por lo menos, un camión de productos higiénicos. Y no llegará, porque la independencia del poder judicial se la cargó el PSOE en los tiempos, gloriosos para ellos y ruinosos para el país, de González y Guerra, el célebre sepulturero de Montesquieu. Como para que venga ZP a pedir respeto por la Justicia. O sea, respeto por lo que ha hecho Garzón con el "chivatazo" a ETA: sepultarlo en el cajón; y con los peritos: convertir en falsificadores a quienes sufrieron una falsificación. Tanta porquería no se quita con publirreportajes sobre el bórico.