Una partida de medio millón de euros –cantidad que no es ninguna bagatela– ha volado misteriosamente desde la localidad canaria de Agüimes al pueblo de Cabra, en la provincia de Córdoba. O quizá no tan misteriosamente. Mucha casualidad es que la ministra de Cultura, Carmen Calvo, sea egabrense, que es como se llaman los naturales de esta población cordobesa, y que ese medio millón vaya destinado a financiar la construcción de un teatro a cuenta de las arcas del Ministerio del ramo.
En estos pequeños detalles que, aparentemente, carecen de importancia es donde se le ve el cartón a este Gobierno de oportunistas. Donde, mirándose el PSOE de Zapatero en el espejo, ve reflejada la imagen del felipismo más desvergonzado. A caprichos como este siempre se les conoció como cacicadas de ministro porque eso es lo que son. Carmen Calvo, cual trilero, acaba de distraer un dinerito (público, obviamente) allá para ponerlo acá, en su pueblo. Más claro, agua, y en Agüimes que se aguanten, o que esperen a mandar un ministro socialista a Madrid. Y a ser posible de Cultura.
EDITORIAL
Calvo, su pueblo y medio millón de euros
En estos pequeños detalles que, aparentemente, carecen de importancia es donde se le ve el cartón a este Gobierno de oportunistas. Donde, mirándose el PSOE de Zapatero en el espejo, ve reflejada la imagen del felipismo más desvergonzado
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