Zapatero dice que bajar impuestos es de izquierdas... y los sube. Esperanza Aguirre dice que bajar impuestos es lo mejor que le puede pasar a la sociedad... y los baja. Y entonces la izquierda, que sabe que lo que dijo Zapatero es una mentira descomunal, pone el grito en el cielo. Porque la izquierda dice que lucha por el bienestar de los pobres pero hace todo lo posible para que sigan siéndolo. Y es que no quiere ciudadanos, sino vasallos, gentes que no puedan dar un paso sin el consentimiento de los manipuladores de esa maquinaria omnipotente, omnipresente y de tan larga mano que hemos dado en llamar "Estado".
Los gerifaltes de la izquierda dicen unas cosas y hacen otras muy distintas: critican, por ejemplo, el "urbanismo depredador" que lleva a cabo el PP pero viven, mira por dónde, en localidades gobernadas por el PP y, vaya por Dios, suelen tener invertidos sus muchos dineros en el siempre rentable sector de la construcción.
Aguirre le ha recordado a Rafael Simancas, ese boxeador sonado que le ha tocado en suerte como líder de la oposición, que antes vivía en "un pisito" de la muy socialista localidad de Leganés pero ahora vive en una vivienda hecha y derecha de la muy popular Arroyomolinos. Quizá se trate de eso, de vivir. Ya lo decía Julio Camba hace setenta años, en su impagable Haciendo de república: "Pobres magnates del socialismo español, condenados a predicar la revolución social para seguir disfrutando los encantos de la vida burguesa y sin poder declararse nunca burgueses so pena de quedar convertidos ipso facto en unos tristes y paupérrimos proletarios".
Pobres, lo que se dice pobres, no. Ni en sentido figurado. Hipócritas, sí; y, por supuesto, déspotas, para nada ilustrados.