La concejal del PSE en Guecho, Gotzone Mora, ha tenido que ser protegida este domingo por su escolta de los insultos y el intento de agresión de un grupo de nacionalistas radicales, mientras visitaba la plaza dañada por una batalla campal durante las fiestas locales. Se trata de un nuevo acto de intimidación política y de violencia callejera, de esos que, según decía Zapatero un día después del reciente ataque de la sede en el PP en Guecho, habían "desaparecido completamente".
No hay que extrañarse, pues, de que los cámaras de ETB, que han presenciado los hechos, no hayan querido grabarlos. Eso sería tanto como grabar una realidad que tanto el gobierno del 14-M como los partidos separatistas vascos quieren ocultar, y que abarca también a las permanentes cartas de extorsión de ETA a los empresarios, como a la propia naturaleza chantajista del "alto el fuego" consensuado y admitido como válido por el presidente del Gobierno.
Si se silencia la amenaza de ETA de volver a "la lucha armada" en el caso de que su "alto el fuego" no se traduzca en los "compromisos adquiridos" por el gobierno; si se silencia la exigencia etarra de que "ninguna Constitución, Ley u ordenamiento jurídico" sean un obstáculo para sus totalitarios objetivos de siempre; si se ningunea y se traiciona la ley de partidos para autorizar públicamente contactos políticos del PSE con Batasuna después de haberlos mantenido clandestinamente, si se silencia que el gobierno del 14-M ya ha dado pasos para sumarse a los partidos separatistas vascos para acabar con el actual estatuto de autonomía, si no se quiere ver que eso ya supone un pago político que, tenga o no el alcance de satisfacer definitivamente a los terroristas, vulneraría el pacto por las Libertades y la Constitución española; si se olvida que el pacto antiterrorista proscribía, no ya legalmente a Batasuna, sino de cualquier acuerdo político al PNV mientras no renunciara a los objetivos soberanistas de Estella; si se ocultan o se les quita importancia a tantas y tantas cosas, no hay que extrañarse de que hoy apenas nadie le dedique ni unas líneas a la inadmisible intimidación que ha padecido y seguirá padeciendo gente como Goztone Mora.
Un gobierno como el de ZP no se dispone a maquillar el soberanista plan Ibarretxe, utilizando de anestésico el imprescindible alto el fuego de ETA, para darle ahora publicidad a las víctimas de un pasado que se quiere traicionar y, menos aún, a las víctimas de un presente que se puede ocultar.