Castro se paseó por Argentina en una limusina privada rodeado de cientos de sus gorilas. Por algo es el Máximo Líder de los multimillonarios. A pesar de que se esfuma la inversión extranjera en la Isla de las doscientas cárceles, gracias a su compadre dispuso de liquidez suficiente para financiar su seguridad en la Cumbre del Mercosur que le concedió favores arancelarios. Siempre encuentra quien le aplauda y quien le ayude. En cualquier caso, nada de lo que obtenga en Argentina redundará en beneficio de sus rehenes. Los quiere hambrientos y débiles.
Según informa José Antonio Fornaris, periodista independiente cubano, en los últimos días se han detectado en La Habana más de 600 contagios por dengue. Enfermos y desnutridos, los cubanos sólo pueden esperar y tratar de sobrevivir. Me gustaría ver en su lugar a los que les reprochan que lleven demasiado tiempo esperando. A todos los que aseguran que si no se rebelan es porque están con la robolución les serviría como desengaño la experiencia de vivir sólo seis meses como viven las víctimas del castrismo. Infiltrados hasta las cejas, sin transportes, sin información y rodeados de bandas fascistas que les apalean ante la más mínima denuncia de desafecto robolucionario. Por no poder no pueden ni quejarse. Sólo les queda esperar.
Castro aseguró en Argentina que le divierten los rumores que cada poco le dan por muerto. Lo que no dijo es que le consta que muchos de los gorilas que le protegen desean que pronto se confirme lo que no puede demorarse por mucho más tiempo. Ya no es más que unamomiaque se muere en el pasado. El verdugo sabe que su tiempo pasó y que sólo le quieren de atrezzo verde oliva. ¿Quién heredará su limusina? Probablemente, nadie. Se oxidará en un museo que recuerde los crímenes de la barbarie. Alcarnicerode Paracuellos ya no le dejan "manejar".