Según el diario El País, "un diplomático con competencias" en las relaciones con Cuba ha asegurado que "nosotros no tenemos una hoja de ruta, como la de Estados Unidos, ni la queremos tampoco. Para España, el que tiene que decidir es el pueblo cubano". Lo primero que nos sugiere la información que hemos leído en el periódico del Grupo PRISA es preguntar por qué no se nos dice el nombre del "competente diplomático". Y lo segundo es negar la mayor. El Gobierno de Zapatero sí cuenta con una hoja de ruta respecto a la Isla de los cien mil presos. Sabe muy bien lo que quiere para las víctimas de la barbarie comunista. Todo lo que no sea memoria, dignidad y justicia.
Sólo así se entiende que, sin tan siquiera exigirles que pidan perdón por sus crímenes, acepte como interlocutores válidos a los carceleros de cientos de miles de españoles. Más de lo mismo. Tanto en Bilbao como en La Habana, Zapatero prefiere entenderse con los verdugos antes que con sus víctimas. Es lo que tiene el presidente por accidente. Su trayectoria es la de un tren en marcha que jamás cambia de dirección. Tal vez algún día sepamos qué le llevó a trabajar para los herederos del castrismo en Europa, por qué quiere mantener tan buenas relaciones con la tiranía amiga de Siria, por qué encontramos tanto sirios en el 11-M y, especialmente por qué, como informó el pasado sábado Antonio Rubio en el diario El Mundo, el CNI dio cobertura y protección en España a Suhier Mohamed Al Sadik, uno de los principales testigos del asesinato del ex primer ministro libanés Rafik Hariri y por qué –según Al Sadik– en el atentado contra Hariri que, antes de ser asesinado y ya desde la oposición reclamaba la retirada de las tropas sirias del Líbano, se utilizó RDX-Semtex.
No por casualidad se acusó a los servicios secretos sirios de haber asesinado a Hariri. Castro y los sirios son más que hermanos de sangre. Nunca mejor dicho lo de sangre. Lo que saben en Siria lo saben en Cuba. Los datos que guarda Castro en su "mochila" le pudieron llegar, no sólo desde los palacetes que disfrutan sus huéspedes etarras, también desde Damasco. Le agradeceríamos mucho al misterioso diplomático con competencias en las relaciones con la tiranía castrista que confirmara o desmintiera lo que aseguró Antonio Rubio en el diario El Mundo. Respecto a Cuba pueden perder toda esperanza. Zapatero no logrará que los cubanos pasen sin leer la página de los crímenes del castrismo. Pierde el tiempo si pretende silenciar al exilio. Lo que tiene que hacer es explicarnos por qué el CNI protegió al capitán Al Sadik, sirio y uno de los principales testigos de un atentado en el que se utilizó RDX-Semtex.