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EDITORIAL

A Rubalcaba, sólo peticiones de dimisión

Un "hecho esclarecido" es que el ministro ni ha dimitido ni ha informado de los nombres y apellidos de los delincuentes que tiene a su cargo. Si encubre esta colaboración con ETA, ¿cómo no va Rubalcaba a encubrir la versión oficial del 11-M?

El desmoronamiento de esa farsa conocida como la "versión oficial del 11-M" no puede ser más absoluto después de las informaciones que señalan que el explosivo utilizado en la masacre era distinto al que tenían los islamistas. Aunque debería ser inevitable que el juez Del Olmo solicitara una verificación del contenido de los análisis de las muestras de los trenes, practicados el 11-M y que no obran en el sumario, ¿qué se puede esperar de un juez que reconoce en su auto de conclusión del sumario que no es capaz de precisar quién, cómo y cuándo colocó los explosivos de la masacre?

Al margen de la incesante labor de investigación de los escasos medios de comunicación que nos negamos a secundar el bochornoso carpetazo a la mayor masacre terrorista de nuestra historia, los ciudadanos podrían también encontrar consuelo en la retomada iniciativa parlamentaria del PP respecto al 11-M y en su batería de preguntas si no fuera porque van dirigidas a Alfredo Pérez Rubalcaba.

Al margen de que dirigir 200 preguntas a un personaje como Alfredo Pérez Rubalcaba es tanto como quedar a la espera de 200 mentiras en forma de respuestas, al ministro del Interior sólo cabe exigirle que asuma sus responsabilidades políticas, en forma de dimisión, por la colaboración con banda armada perpetrada por sus subordinados que "chivaron" a los etarras el seguimiento ordenado por el juez Marlaska. Eso, si no es el propio ministro del Interior el que tenga que asumir responsabilidades penales en el caso de que la ayuda policial facilitada a los extorsionadores de ETA contara con su conocimiento.

Damos por supuesto que, respecto al 11-M, el objetivo del PP al dirigirse a ese manipulador compulsivo que dirige el Ministerio del Interior no es tanto esperar de él aclaraciones veraces, sino contribuir a que no se cierre en el ámbito político y mediático la investigación de una matanza en la que hay, tal y como ha señalado Zaplana, "más incógnitas que hechos esclarecidos".

Sin embargo, un "hecho esclarecido" es que el ministro ni ha dimitido ni ha informado de los nombres y apellidos de los delincuentes que tiene a su cargo. Si encubre esta colaboración con ETA, ¿cómo no va Rubalcaba a encubrir la versión oficial del 11-M?

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