El responsable de relaciones exteriores del PNV –ahora lo llaman así– cuenta con el unánime apoyo moral y económico de su partido. Cabe deducir que es la entera organización filantrópica sabiniana o aranesca la que, como un solo hombre, azotando la sintaxis y la sindéresis, dice cosas tan curiosas sobre vinos y fechas como las que ha publicado El Mundo. Se van a poner de moda conversaciones de este tenor en el lado salvaje:
– ¿Has traído el vino?
– Claro, aquí tienes.
– ¿Está todo?
– Hasta las heces.
– Mira que el vino lo recuentan siempre, y como falte una gota te pueden descorchar.
– No hace falta que me enseñes el sacacorchos del nueve, que ya lo he entendido.
– No, si no te lo enseño por nada, ya sabes que tú y yo estamos en el mismo barco.
– Joder, pues menos mal.
– ¿Y la otra botella para cuándo? Ya te hemos… ejem, ya te han hecho el pedido dos veces. Por escrito.
– ¿La otra botella? ¿De vino?
– No, de Chanel 5, si te parece.
– Es que ahora mismo no sé a qué te refieres. ¿Al vino que tiene Asunción?
– A los ministros del Interior, ni nombrarlos.
– ¿Al Montilla?
– ¿Te quieres quedar conmigo?
– Tranquilo, hombre, no podía traer las dos botellas en el bolsillo. Con el Burdeos ya me abultaba demasiado el pantalón.
– ¡Ja, ja, sí! Pensaba que te alegrabas de verme.
– Sin mariconadas.
– Venga, venga. Embotella rápido y llámame sin falta el lunes, que los chicos tienen sed.
