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EDITORIAL

El PSE y la veraniega "conversión" de Batasuna

La desfachatez de Jáuregui es aun más descarada si tenemos en cuenta que se produce el mismo día que el dirigente batasuno, Pernando Barrena, ha recordado ante la Audiencia que su organización “ni condena, ni repudia” la violencia de ETA.

Mientras Zapatero trata de ganar tiempo al plazo que el diario proetarra Gara fijó para que el presidente hiciera públicos los contactos con ETA, los dirigentes del PSE se han adelantado a dar nuevas muestras de esa voluntad de pasar de "las palabras a los hechos" y de cumplir con los "compromisos", tal y como exigía la organización terrorista en su último comunicado.

Así, tanto Ramón Jáuregui como José Antonio Pastor, han fijado ya para "después del verano", que Batasuna "pase por la ventanilla del Ministerio del Interior" y "aflore a la legalidad". Todo para justificar que "tengamos a un partido político con el que evidentemente, tras ese afloramiento legal, quepan diálogos políticos".

La desfachatez con la que Jáuregui pretende convencernos del sincero e inminente acatamiento de Batasuna de la Ley de Partidos es mucho más descarada si tenemos en cuenta que se produce el mismo día que el dirigente batasuno, Pernando Barrena, ha recordado ante la Audiencia Nacional que su organización, textualmente, "ni condena, ni repudia" la violencia de ETA.

No sabemos lo que pasará ni en las ventanillas ni en las cloacas del Ministerio del Interior como para que esté próximo el día en que Zapatero nos diga que Batasuna, legalmente, está "limpia como una patena". Lo que sabemos es que Zapatero hace ya meses que encuentra en Otegi a un "hombre con voluntad de paz", y que el sin par Rubalcaba bien puede estar orgulloso de cómo Ramón Jáuregui ha disfrazado de loable esperanza propia la apremiante exigencia que les ha impuesto ETA para volver a tener representación política y financiación pública.

Tampoco se puede quejar el gobierno del 14-M del silenciamiento mediático que está teniendo el macrojuicio contra el entorno de ETA, en el que las declaraciones de Parrena –o Kantauri– podrían haber sido casi tan antianestesiantes como lo fueron los recientes insultos y coces de los etarras en la Audiencia Nacional.

Rubalcaba, mientras tanto, se dispone hoy a "informar" a los partidos políticos –naturalmente, por separado– de este farsante "proceso de paz": La mentira ya es de por sí lo suficientemente contradictoria como para que Rubalcaba se arriesgue a que un dirigente del PP presencie lo que este gobierno tiene que decir a sus futuros socios de Estella.

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