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Enrique Dans

Microsoft y Google, en varios frentes

Lentamente, Google va definiendo una suite de productos basados en la red que compiten con funciones del Office de Microsoft: Google Calendar y Gmail desplazan muy ventajosamente a Outlook

La competencia dentro del mundo de la tecnología está verdaderamente interesante en los tiempos que corren. Por un lado, tenemos un ambiente de tenso compás de espera: la llegada del Vista de Microsoft se supone próxima, y los sucesivos retrasos han conseguido que de un producto que se había considerado “desnaturalizado” y sin novedades tecnológicas dignas de mención, algunas de cuyas novedades más relevantes se quedaron por el camino, se espere en cambio un producto de una calidad desconocida en los productos de la compañía y con una dosis mayor de disrupción.
 
Con la excusa de la calidad, la empresa de la que se decía que se gastaba más en llamadas de usuarios con problemas que en el propio desarrollo del producto ha retrasado la salida de Vista una y otra vez, hasta crear una expectación de la que tiene que salir con un producto razonablemente bien terminado y que cause un cierto impacto. Por otro lado, la aparición de jugadas estratégicas interesantes, como el desarrollo de Windows Live y Office Live, sitúan por primera vez la competencia lejos del campo tradicional de Microsoft, el PC, para llevársela también a la red, en la que empresas como Google le habían superado completamente. Desde el ya mítico memorando interno de Ray Ozzie a los directivos de Microsoft en Octubre del 2005, la empresa pugna por ofrecer software en forma de servicios en la red, y por hacerlo de una manera que aspire a redefinir una compañía que vivía demasiado pegada a un pasado de cajas de cartón cubiertas de celofán con pesados manuales y discos dentro. No hay duda: la competencia que se prevé entre estos dos pesos pesados, Google y Microsoft, tendrá lugar en varios frentes.
 
Y es que además, al otro lado de la valla, en Mountain View, tampoco se han quedado quietos. La fenomenal ascensión a los cielos capitalistas de la empresa desde su salida a bolsa el 19 de Agosto de 2004 –de los 85 dólares del precio de salida, a los 386 dólares de hace un momento cuando lo he mirado, como no, en Google Finance– se ha acompañado de una riqueza y una imaginación tal en el desarrollo de productos, que realmente, entre la Google de hace un par de años y la de ahora, dista un mundo. No tanto en su volumen de ingresos, que sigue peligrosamente ligado a los anuncios contextuales como casi única fuente de ingresos, sino en la diversidad de una cartera de productos que ha sorprendido a todos los analistas con momentos de casi un nuevo lanzamiento por semana. Además, la empresa decidió hace tiempo interpretar su misión, “organizar información proveniente de todo el mundo y hacerla accesible y útil de forma universal” de una manera tan amplia como fuese posible: donde antes se referían a “la información de la web”, ahora alcanzan la información que puede encontrarse en prácticamente cualquier formato y lugar; noticias, libros, videos, páginas personales, intranets corporativas, información financiera, correo electrónico… de todo. Hablando el otro día con un directivo de la compañía, nos reíamos cuando yo, profesor desde hace más de quince años, les pedía que desarrollasen un Google Mind que me permitiese, cuando me encuentro con un alumno, buscarlo en mi memoria y determinar de qué le di clase, en qué año y, sobre todo, que nota le puse, para saber como iba a reaccionar a mi saludo…
 
Las consecuencias de la extensión de la misión de Google, además, resultan en un cambio de las fronteras competitivas del sector. Donde antes Google era una empresa que podía superponer su actividad con Microsoft de manera muy limitada, tras la compra de empresas como Writely, un proceso de textos basado en la web, y el desarrollo de productos como Google Spreadsheets, una hoja de cálculo, la empresa pasa a delimitarse como un auténtico competidor que la empresa de Bill Gates tiene en su punto de mira. Lentamente, Google va definiendo una suite de productos basados en la red que compiten con funciones del Office de Microsoft: Google Calendar y Gmail desplazan muy ventajosamente a Outlook. Google Desktop ridiculiza al patético perrito de Microsoft al buscar contenidos en el ordenador. Writely ofrece funciones de proceso de textos básico, que es más de lo que muchos usuarios de Word necesitan. Google Spreadsheets hace lo mismo con Excel, y así, una detrás de otra, las fronteras competitivas entre Google y Microsoft van alterando su posición. Y como guinda para el pastel, una colaboración entre Google y Sun Microsystems centrada en OpenOffice, con un Google que ha afirmado que seguirá trabajando en la progresiva mejora del producto, y unas intenciones todavía desconocidas.
 
¿Dónde están los frentes de la batalla? ¿En la web? ¿En el ordenador? ¿En todas partes? Sin duda, estamos abocados a una dinámica competitiva de esas que vale la pena ver y estudiar con mucho cuidado, de las que acaban reclamando su sitio en forma de capítulos de libros y casos en las escuelas de negocios. Una batalla en varios frentes que definirá como trabajamos y nos relacionamos con la información en los años venideros. Si creía haberlo visto todo, no se preocupe. Aún queda mucho, mucho más.

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