Dos militantes de Izquierda Unida han quedado en libertad con cargos por "alterar el orden público" y causar "lesiones" a agentes policiales durante una protesta republicana al paso de los Príncipes de Asturias. Los comunistas, según Marx, no debían "cortarse" a la hora de "declarar abiertamente que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente". No sabemos si estos dos jóvenes aprendices alteraron violentamente el "orden público", tal y como manifiestan los policías a los que supuestamente agredieron o, por el contrario, su contribución al derrocamiento de la monarquía se limitó a ondear banderas republicanas, tal y como aseguran los indignados dirigentes de IU.
En cualquier caso, nadie niega el derecho a ondear banderas tricolor, por reaccionarias e inconstitucionales que estas sean. Lo que no se comprende, si a esto se reduce el caso, es que la inquina política de IU por esas "injustas detenciones" vaya más dirigida contra el PP que contra los responsables políticos de dichas detenciones. Si las querencias liberticidas y manipuladoras de su ideología –la mentira, no sólo la violencia, es para Lenin "un arma revolucionaria"– ya se pusieron de manifiesto con el apoyo de Llamazares al gobierno del 14-M y a las detenciones políticas de militantes del PP –estas sí, acreditadas–, el colmo es que ahora IU tratara de quitarles gravedad haciéndolas equiparables a detenciones completamente justificadas. Si las detenciones de los militantes de IU tampoco lo son, que dejen de hacer de teloneros de este gobierno liberticida, y que presenten de una vez una denuncia ante los tribunales de justicia. Claro que, en este último caso, ni Marx ni Lenin ni Zapatero se lo agradecerían.
