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EDITORIAL

Del Olmo y sus afinidades selectivas

Los paralelismos entre aquel episodio –conocido como el caso Orozco– y la actual investigación del 11-M quedan a la vista en cuanto se rasca un poco.

Un modelo "de lo que no debe ser una investigación judicial". De manera tan contundente se manifestaba la Audiencia de Vizcaya hace 14 años, en 1992, época en la que Juan del Olmo ejercía de juez en la localidad de Durango. No pasaría de mera anécdota, de curiosidad sin importancia si no fuese porque es el mismo magistrado que está instruyendo el que probablemente sea el caso más complicado y polémico de nuestra historia reciente.

Los paralelismos entre aquel episodio –conocido como el caso Orozco– y la actual investigación del 11-M quedan a la vista en cuanto se rasca un poco. Entonces Del Olmo dejó que fuesen los ertzainas los que guiasen el procedimiento de principio a fin. Les permitió, por ejemplo, visitar a los reclusos en prisión o presenciar la declaración de los imputados. Casi como en el juicio del 11-M, en el que la Policía Nacional hace y deshace a su antojo, a pesar de que miembros de este cuerpo aparecen por doquier en el sumario.

No haría mal el Gobierno de los Jueces en tomar buena nota de esto y empezar a investigar más a fondo la anómala excarcelación del islamista Saed el Harrak. Sería bueno para todos, también para Del Olmo.

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